Yoon Suk-yeol asegura que había accedido a comparecer ante los investigadores para ser interrogado antes de que lo detuvieran para «evitar un desagradable derramamiento de sangre».
El destituido mandatario de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, apartado del poder tras imponer la ley marcial el pasado 3 de diciembre, anunció en una declaración que en el país asiático todas las leyes han colapsado. El mensaje del mandatario salió a la luz tras ser arrestado por la Oficina de Investigación de la Corrupción (OIC).
«Quisiera expresar mi sincera gratitud por su apoyo y aliento», dijo Yoon a sus partidarios en un video difundido por medios locales. «Desgraciadamente, la ley se ha colapsado por completo en este país«, agregó.
La detención se produjo tras horas de negociaciones entre los investigadores de la OIC y la Policía -que llegaron a la residencia presidencial en Seúl para ejecutar la orden de detención- y el servicio de seguridad presidencial y militares leales a Yoon. La detención de Yoon tiene lugar casi dos semanas después de una primera tentativa fallida en la misma residencia capitalina y 43 días después de que impusiera brevemente la ley marcial en ese país asiático.
En este contexto, el presidente destituido expresó su pesar por la ilegalidad, cuando observa que «agencias sin autoridad para investigar emiten órdenes judiciales», que «tribunales sin autoridad para revisar órdenes judiciales emiten órdenes de detención y órdenes de registro e incautación» y que «agencias de investigación emiten documentos oficiales falsos para engañar a la opinión pública«.
En su mensaje, Yoon dijo que decidió comparecer ante la OIC para ser interrogado al ver que las fuerzas del orden intentaban entrar por la fuerza en la residencia presidencial con equipos de extinción de incendios. Asimismo, enfatizó que no reconoce la investigación de la OIC.
«Como presidente que debe proteger la Constitución y el sistema legal de la República de Corea, no reconozco este procedimiento ilegal y nulo«, señaló, subrayando que su objetivo al aceptar comparecer ante la OIC era «evitar un desagradable derramamiento de sangre».