Presos palestinos relatan abusos en cárceles israelíes

«Los soldados orinaron sobre nosotros», declaró un detenido.

Los testimonios de los presos palestinos en cárceles israelíes ponen de relieve una serie de abusos, torturas sistemáticas, tratos graves, negligencia médica y palizas brutales, informa el Centro de Información sobre Palestina.

Numerosos informes de derechos humanos han documentado la muerte de decenas de detenidos, además de ejecuciones sobre el terreno. Las instituciones especializadas solo registraron 35 muertes entre los detenidos de Gaza, que forman parte de los 54 detenidos y prisioneros fallecidos desde el comienzo del conflicto, mientras que las autoridades israelíes siguen ocultando los nombres de otros arrestados que han muerto en campos de detención y cárceles, denuncia el centro.

Hasta la fecha no existe una estimación clara del número de gazatíes detenidos en prisiones y campos de Israel. La única información disponible es la que la administración penitenciaria israelí difundió a principios de enero: 1.882 clasificados como «combatientes ilegales», entre ellos cuatro mujeres detenidas en la prisión de Damon y docenas de niños, recluidos específicamente en la prisión de Megiddo y en el campo de Ofer.

Se señala que las organizaciones no han podido hacer un seguimiento del número de detenciones desde el inicio del conflicto de Gaza, que se calcula que asciende a miles.

«Quemaron con agua caliente»

«Fui sometido a fuertes palizas, que me provocaron fracturas en el cuerpo, en un intento de obtener confesiones», afirmó un detenido de 45 años, agregando que «lo quemaron con agua caliente», vertiéndola sobre él con un hervidor eléctrico, y «las marcas de las quemaduras aún son visibles» en su cuerpo.

Mientras, otro preso, de 21 años, en detención desde diciembre de 2024, describe los primeros días de su detención como «horribles», durante los cuales sufrió torturas y malos tratos. Según sus palabras, lo llevaron al patio de la prisión y lo sometieron a fuertes palizas durante todo un día.

«Los soldados orinaron sobre nosotros y luego nos trasladaron a un campo durante 27 días, donde permanecimos arrodillados, con los ojos vendados y esposados», declaró.

Asimismo, un recluso reveló que perdió su ojo de plástico debido a los fuertes golpes que sufrió. «Hoy, como consecuencia de ello, sufro un problema en la cuenca del ojo, y los soldados no se detuvieron ahí, también me quitaron las gafas», añadió.

«Al principio de mi detención vivíamos en un infierno, sin conocer nuestra suerte ni nuestra situación legal. Se practicaban contra nosotros todas las formas de delincuencia, abusos y privaciones. Hoy nos enfrentamos al hambre, las cantidades de comida son muy limitadas y no aptas para el consumo humano, y la mayoría de los presos recogen restos de comida solo para tener una por la noche», señaló otro detenido.

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