RÍO DE JANEIRO, BRASIL — El Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de Brasil publicó un decreto para guiar el uso de armas de fuego por parte de los cuerpos policiales de todo el país que, entre otras cosas, establece que las armas deben usarse únicamente «como único recurso».
Entre los principales puntos del decreto está la definición de que el recurso de la fuerza «sólo podrá emplearse cuando otros recursos de menor intensidad no sean suficientes para alcanzar los objetivos legales pretendidos» y también dice que el uso del arma de fuego será siempre «una medida de último recurso».
La nueva normativa también establece que las armas de fuego no podrán usarse contra una persona desarmada que esté huyendo o contra un vehículo que no respete un bloqueo policial (en ambos casos el arma podrá usarse si hay riesgo para la vida del policía o de terceros).
Otro fragmento del decreto dice que es necesario que haya planificación en las operaciones policiales y que éstas se realicen adoptando medidas «para prevenir o minimizar el uso de la fuerza y para mitigar la gravedad de cualquier daño directo o indirecto que pueda ser causado a cualquier persona».
Las medidas propuestas por el Gobierno no entran en concreciones y además, en la práctica, serán de difícil cumplimiento, puesto que las competencias sobre los cuerpos policiales están en manos de los gobernadores de los estados, no del Gobierno federal.
La Policía brasileña es una de las más letales del mundo: el año pasado acabó con la vida de más de 6.300 personas, la mayoría hombres negros jóvenes.
Muchas de las operaciones policiales en favelas y periferias se saldan con arbitrariedades y violaciones de Derechos Humanos, lo que ha llevado a que algunos estados incorporen cámaras de vigilancia en los uniformes de la Policía para prevenir abusos y aclarar las circunstancias en caso de que sucedan.
Una encuesta divulgada por Datafolha reveló que el 51% de los brasileños teme a la Policía, frente al 46% que dice confiar en ella.