Según el periódico, las acciones de los ucranianos eran un «secreto a voces» y los países occidentales estaban al tanto.
El régimen de Kiev proporcionó ayuda militar a grupos islamistas en Siria poco antes de la renuncia del expresidente Bashar al Assad, revela David Ignatius, columnista de Washington Post, citando fuentes familiarizadas con el asunto.
Según la publicación, Ucrania envió hace 4 o 5 semanas 20 operadores experimentados y unos 150 drones a los cuarteles generales de los grupos armados en Idlib. Esto se hizo para ayudar a la organización Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Sin embargo, las evaluaciones de los servicios de inteligencia occidentales citadas por Ignatius indican que dicha ayuda no desempeñó un papel significativo en el derrocamiento del gobierno sirio. En opinión del columnista, el objetivo del régimen de Kiev era asestar un golpe encubierto a las operaciones rusas en el extranjero.
El autor del artículo también cree que los países occidentales estaban al tanto de las acciones ucranianas. «El programa de ayuda encubierta de Ucrania en Siria ha sido un secreto a voces, aunque altos funcionarios de la Administración Biden dijeron en repetidas ocasiones en respuesta a mis preguntas que no estaban enterados de ello», recuerda.
La semana pasada, el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, también denunció en una reunión del Consejo de Seguridad que existe la huella de la inteligencia ucraniana en Siria.