Bruselas considera destinar 1.000 millones de euros del segundo tramo de ingresos provenientes de activos rusos congelados, en ayuda a la industria militar de Kiev mediante compras del armamento ucraniano, declaró el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders. A su vez, la Cancillería rusa tildó de «robo» la inmovilización de los activos.
Además, el Ministerio señaló que la Unión Europea (UE) apunta no solo al dinero de inversionistas particulares, sino también a los activos soberanos de Rusia. El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, advirtió con consecuencias a los países occidentales si confiscaban los activos rusos y subrayó que el Gobierno ruso responderá simétricamente con relación a los activos occidentales en Rusia.
Anteriormente, una fuente en la UE comentó a la prensa que el segundo tramo para la ayuda militar a Kiev, por valor de 1.900 millones de euros procedentes de activos rusos congelados, estará disponible a partir de marzo-abril de 2025 y que actualmente se está debatiendo su distribución.
«Ya entregamos [a Ucrania] 1.500 millones de euros de los ingresos de activos rusos inmovilizados. El 90% de ese tramo será distribuido a través del Fondo Europeo de la Paz para el suministro de equipos de primer orden como munición de artillería y sistemas antiaéreos. Por primera vez, se comprará equipos a las empresas militares ucranianas», expresó el comisario en una sesión plenaria del Parlamento Europeo.
«En cuanto al próximo tramo, estimado en 1.900 millones de euros, propusimos destinar 1.000 millones para ayuda al sector de defensa de Ucrania», agregó.
En febrero pasado, el Consejo de la Unión Europea aprobó la solución respecto a los ingresos provenientes de los activos rusos congelados en la UE y dispuso guardarlos en unas cuentas especiales. Los depositarios no podrán usarlos a su antojo.
Tras el inicio de la operación militar especial de Rusia lanzada para frenar los bombardeos ucranianos contra los civiles de Donetsk y Lugansk en febrero de 2022, la UE y los Estados del Grupo de los Siete (G7) inmovilizaron activos rusos por valor de 300.000 millones de euros. Unos 200.000 millones de euros se encontraban en la UE, principalmente en las cuentas de Euroclear, uno de los más importantes proveedores de servicios de liquidación y custodia de valores en Europa.