«Hubo unas posiciones radicales entre algunos países», dijo la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld. Al evento asistieron cuatro jefes de Estado o de Gobierno, de un total de 22 naciones integrantes.
La XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en la ciudad de Cuenca, provincia de Azuay, al sur de Ecuador, cerró este viernes sin ninguna declaración oficial.
Tras culminar el encuentro, la ministra de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, informó que esa carencia se debió a la falta de consenso entre los 19 países que participaron en el evento. Del grupo forman parte 22 naciones, pero esta vez no hubo representación de México, Venezuela y Nicaragua.
«Hubo unas posiciones radicales entre algunos países», enfatizó la canciller ecuatoriana en la conferencia de prensa posterior al encuentro.
Según reseña el diario cuencano El Mercurio, todos los países, excepto Argentina, que estuvo representada por el embajador Eduardo Acevedo, estaban a favor de apoyar una declaración que incluía acuerdos en materia de equidad de género, lucha contra el cambio climático, impulsar la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y condenar el bloqueo comercial, económico y financiero que mantiene EE.UU. contra Cuba, entre otras cuestiones.
Acevedo, al negarse a suscribir esos artículos, propuso que los 19 firmaran un texto que recogiera únicamente las materias en las que había consenso; pero Cuba no estuvo de acuerdo en firmar una declaración que no incluyese una condena explícita al embargo estadounidense a la isla.
No obstante, Sommerfeld señaló que, pese a todo ello, los 19 países presentes aprobaron «una declaración en el marco de la Cumbre Iberoamericana, no dentro de la Cumbre» y, por tanto, «sale un producto, un compromiso de acá». La funcionaria indicó que, adicionalmente, hay 25 comunicados especiales que sí fueron firmados y un «Programa de Acción».
Débil asistencia
El evento, además, estuvo marcado por la ausencia de los presidentes. Fue la Cumbre Iberoamericana con menor asistencia de mandatarios desde que comenzaron estos encuentros en 1991, es decir, hace más de 30 años.
A la cita, que se desarrolló en un Ecuador que atraviesa apagones y crisis de violencia, solo acudieron el mandatario de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; el rey de España, Felipe VI; y el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot, además del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa. No hubo ningún presidente latinoamericano aparte del anfitrión. Al final del encuentro, Ecuador hizo el traspaso de la presidencia ‘pro tempore’ a España, país que se encargará de organizar la siguiente cumbre en 2026.
