Más de 13.000 policías fueron destinados por el Gobierno de Perú a controlar la seguridad durante la cumbre de la APEC, que reunirá, entre otros, a los presidentes de EEUU y China.
El analista Martín Manco afirmó que los crímenes «han bajado muy poco» a pesar de la militarización y remarcó la necesidad de que las protestas no deriven en violencia.
Evitar cualquier tipo de incidentes durante los días de la cumbre —cuyas jornadas principales se concentrarán entre el 14 y el 16 de noviembre— se ha vuelto una de las obsesiones del Gobierno de Dina Boluarte, que no solo destinó a más de 8.000 policías a salvaguardar la seguridad del foro, sino que convocó a otros 5.000 para labores de orden público y mantendrá a otros 20.000 «preparados para cualquier situación que se pueda presentar».
Además, el Gobierno decretó jornadas de teletrabajo y clases virtuales durante toda la semana y declaró feriados los últimos días del evento, buscando evitar aglomeraciones en la capital peruana.
La amenaza de las protestas
En diálogo con Sputnik, Martín Manco, analista político y en temas de Defensa, reconoció que el Gobierno peruano haya revisado su postura inicial de considerar como «traición a la patria» la participación en cualquier tipo de manifestación durante el evento, dado que el derecho a la manifestación está consagrado en la Constitución nacional.
Manco explicó que, a diferencia de cumbres anteriores de la APEC, estas protestas no tienen un perfil ideológico, sino que surgen a partir del descontento social con el incremento de la inseguridad, principalmente de los robos, el sicariato y las extorsiones a transportistas y comerciantes.
Las movilizaciones fueron convocadas bajo el paraguas de la Coordinadora Nacional de Lucha que aglutina a gremios de transportistas, docentes y otros funcionarios públicos.
Recientemente, recibieron el apoyo de la Confederación General de Trabajadores del Perú.
De todos modos, subrayó Manco, aún no está del todo claro el grado de organización que pueden tener las manifestaciones. «Se va a ver en el momento en que comiencen las protestas», advirtió, señalando que trabajadores de varias regiones del país son transportados a Lima, Callao y Huaral para participar en las manifestaciones.
Para el analista, la organización que haya detrás de las movilizaciones es clave porque «las manifestaciones pueden comenzar siendo pacíficas, pero uno nunca sabe cómo pueden terminar». En ese sentido, enfatizó la importancia de que tanto la Coordinadora Nacional de Lucha y el Gobierno peruano sepan «poner paños fríos» antes de que se desaten desmanes violentos porque, de lo contrario, «la situación de la APEC puede irse al hoyo».
«Creo que van a buscar que no haya ningún herido ni lesionado. Porque si por ahí ocurriera algún muerto, la presidenta se queda sin invitados y sin cumbre», alertó el experto.
Refuerzo de la seguridad
En ese marco, los miles de efectivos policiales y militares peruanos no serán los únicos en asegurar la seguridad, ya que también estarán los 600 militares estadounidenses que arribaron al país hace algunas semanas. También se prevé la presencia de funcionarios militares y de inteligencia chinos que se encargue de la seguridad de Xi Jinping y altos funcionarios del país asiático durante su estadía en Perú.
Manco afirmó que la labor de estas fuerzas de seguridad extranjera «no ha sido visible» en estos días para los peruanos, seguramente porque los efectivos estadounidenses han operado sin sus uniformes militares «para no agitar a la población», mientras aseguran las rutas por las que pasarán los mandatarios y se colocan en sitios estratégicos cercanos a los sitios clave de la cumbre.
La carretera que lleva hacia el megapuerto de Chancay, que será inaugurado por Boluarte y Xi mediante una ceremonia remota desde la Casa de Gobierno en Lima, también fue reforzada con militares. La decisión de que el presidente chino no asista a Chancay e inaugure la obra desde Lima fue adoptada, precisamente, por razones de seguridad.
También es posible, especuló Manco, que Biden, Jinping y otros mandatarios presentes en la cumbre de la APEC sean trasladados por helicópteros desde el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez hacia el Palacio de Gobierno, de manera de evitar que se encuentren con las movilizaciones en las calles de Lima.
Todo esto en un contexto en el que, señaló el experto, los crímenes denunciados por las organizaciones siguen sin descender, a pesar del aumento de la presencia policial.
«Los delitos han bajado muy poco. La Policía está haciendo su esfuerzo por atrapar a las bandas de extorsionadores, pero sigue habiendo sicarios que matan personas», afirmó Manco.
El analista mencionó el caso de un mototaxista que fue asesinado el 15 de octubre en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho, presuntamente por negarse a pagar a una banda de extorsionadores.