En el marco de la XVI cumbre del BRICS, su anfitrión, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha mantenido reuniones bilaterales, no sólo con los líderes de los países miembro, sino también de algunos Estados que podrían optar a integrarse a la organización. Esta ha sido la cumbre más esperada del año a nivel global.
BRICS, a paso firme
En su encuentro con su par chino, Xi Jinping, el presidente Putin calificó los lazos entre Moscú y Pekín como un modelo a seguir para el mundo moderno. «En los últimos 75 años, las relaciones ruso–chinas han alcanzado el nivel de una asociación integral y de una interacción estratégica. Podemos decir con seguridad que se han convertido en un modelo de cómo deben construirse las relaciones entre los Estados en el mundo moderno», […] «la cooperación multifacética es igualitaria, mutuamente beneficiosa y libre de cualquier condición externa».
Por su parte, Xi manifestó que en los últimos 10 años las relaciones entre ambos países han resistido pruebas sin precedentes y su firmeza no puede verse sacudida por las graves convulsiones que se producen hoy en la escena internacional. Asimismo, remarcó que Pekín y Moscú deben proteger el sistema internacional centrado en la ONU y mantener la estabilidad estratégica global.
El líder chino añadió que «pese a la situación caótica y compleja en el mundo, el comercio y la cooperación entre ambos países en otras esferas se desarrollan activamente, y se implementan de manera constante proyectos de cooperación a gran escala». Subrayó que Pekín y Moscú deben proteger el sistema internacional centrado en la ONU y mantener la estabilidad estratégica global.
El mandatario ruso aseveró que la cooperación ruso–china es uno de los factores estabilizadores de la escena mundial. Xi Jinping, por su parte, dijo que en los últimos 10 años las relaciones ruso-chinas han resistido pruebas sin precedentes y su firmeza no puede verse sacudida por las graves convulsiones que se producen hoy en la escena internacional.
«Nuestras relaciones han recorrido un largo camino y adquirido un carácter sin precedentes, hemos tomado el sendero correcto de la construcción de relaciones entre grandes potencias basadas en los principios de no alineamiento, no confrontación y no dirección contra terceras partes», dijo.
Para el Dr. en Sociología, escritor e historiador Sergio Fernández Riquelme, estas palabras de Putin sobre las relaciones entre Moscú y Pekín, marcan la diferencia que tienen con las relaciones entre organizaciones del Occidente colectivo, tales como la OTAN o el G7.
«Las diferencias son bastante evidentes. En primer lugar, que es una alianza de igual a igual. Ni China, ni Rusia, se quieren imponer entre ellos consideraciones más allá de las estrictamente necesarias. Ni China quiere condicionar a Rusia, ni viceversa. Además, ambos han logrado establecer importantes relaciones pese a las presiones de Occidente para que China se convirtiera también en un factor de sanciones al propio sistema de Moscú», explica el analista.
«Otra diferencia básica es que esta unión está abierta a muchos otros países, como estamos viendo en el BRICS para que negocien, para que se relacionen en igualdad de oportunidades», concluye Fernández Riquelme.