La organización «se concentra en las necesidades de los países miembros», afirmó el canciller ruso.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha explicado en una reciente entrevista con el diario Argumenty i Fakty en qué consiste el atractivo de los BRICS para los países que solicitan su membresía, así como sus diferencias claves de organizaciones semejantes formadas en Occidente.
Lavrov hizo hincapié en que el objetivo principal del grupo se concentra «en las necesidades de los países miembros«. De acuerdo con sus palabras, en los BRICS no hay líderes ni seguidores, ni tampoco «ningún aparato burocrático como el que vemos en Bruselas, donde los funcionarios de la Unión Europea» dictan decisiones contrarias a la voluntad y los intereses de algunos de sus integrantes.
«En lugar de resolver los problemas de los miembros de la Unión Europea, la burocracia de Bruselas se dedica a bombear a Ucrania con armas, a recaudar fondos para estos fines y a otras acciones que dañan la economía, la esfera social y la industria de los países miembros de la UE«, precisó.
A su vez, «el BRICS no obliga a nadie a sacrificar nada«, subrayó, añadiendo que el grupo «es la suma de los potenciales de los países participantes y el desarrollo de formas conjuntas de utilizar estos potenciales de tal manera que todos se beneficien«. «Este es precisamente el atractivo de los BRICS para los países de la mayoría mundial«, remarcó.
El BRICS no se fundó para luchar contra nadie
Lavrov recordó que en 2023 la cantidad de los integrantes del BRICS se duplicó, mientras a día de hoy «cerca de treinta y pico países quieren establecer relaciones con la asociación».
«La principal diferencia de los BRICS, al igual que de otras estructuras creadas sin la participación de los países occidentales por los Estados de la mayoría mundial, del este global, es que no se crean para combatir o luchar con alguien, sino para utilizar ventajas objetivas y competitivas derivadas de la ubicación geográfica, la historia común, la proximidad, la comunidad, la conexión de las estructuras económicas, como es el caso de los países de la antigua Unión Soviética», destacó.
«Occidente ha demostrado una y otra vez no sólo su disposición, sino también su determinación, sin dudarlo, de aplicar sanciones ilegales contra cualquier país en el que vea una amenaza a su dominio económico, violando todos los principios de la economía de mercado mundial que ha propagado. Por supuesto, todos se dan cuenta de ello», continuó el ministro.
«En tales condiciones, nadie quiere encontrarse en una situación en la que inesperadamente algún líder occidental ‘se levante con el pie izquierdo‘ y no se sepa entender contra quién dirigirá su injusta ira la próxima vez», concluyó