La decisión de la Unión Europea de imponer aranceles de hasta el 45% a los vehículos eléctricos chinos es «un paso en falso» que puede iniciar una guerra comercial que dejará a ambas partes en una peor situación, afirma un artículo editorial de ‘Bloomberg’.
La política de vehículos eléctricos de la UE podría resultar contraproducente, socavando sus propios objetivos de descarbonización, reduciendo la presión competitiva sobre las empresas nacionales y sofocando la innovación y la productividad, advierte el artículo.
«El peligro es que se abuse de herramientas que deberían reservarse para casos excepcionales, socavando el compromiso de larga data de la UE con el libre comercio», precisa.
Según la nota, los aranceles podrían alimentar los pedidos de más barreras comerciales y ayuda estatal, impulsando «una política industrial que ya está fracasando». Tales herramientas se están utilizando en exceso, señalando que otras investigaciones están en marcha, como es el caso de los proveedores de turbinas eólicas y las contrataciones públicas chinas.
Aunque los partidarios afirman que los aranceles empujarán a los fabricantes de automóviles chinos a construir capacidad en Europa, Bloomberg señala que llevará tiempo que China construya redes de distribución y servicio en Europa. A pesar del aumento de las importaciones de vehículos eléctricos fabricados en China desde 2020, las marcas del país asiático solo representan alrededor del 8% de las nuevas ventas de vehículos eléctricos de batería.
«Los aranceles son un instrumento contundente que puede proporcionar un alivio a corto plazo, pero perjudicará la competitividad a largo plazo», agrega el material.
Mientras tanto, los fabricantes de automóviles europeos aún necesitan acceder al «floreciente mercado chino». Los altos costos, la lentitud de la innovación, los desafíos regulatorios y los mercados de capital fragmentados pesan mucho sobre los fabricantes de automóviles europeos, concluye Bloomberg.