¿Qué son las zonas azules del mundo y qué secretos guardan?

A pesar de la popularidad del concepto, algunos expertos ponen en tela de juicio que se base en datos auténticos.

La zona azul es un término no científico que denomina lugares en el mundo donde viven las personas más longevas que superan 100 años de edad. Por primera vez este término entró en circulación en los años 2000, cuando un grupo de científicos empezó a estudiar varios lugares del mundo donde la gente vive más que las personas de otros rincones del planeta.

¿Qué son y por qué se llaman así?

El concepto de zonas azules surgió de un trabajo demográfico del investigador italiano Gianni Pes y de su colega belga Michel Poulain, quienes identificaron a Cerdeña (Italia) como una región con la concentración más alta de hombres de 100 años de edad. Durante su investigación, Pes y Poulain dibujaron círculos azules en un mapa, marcando así aquellas regiones donde se observaba una longevidad inusualmente alta. Luego, empezaron a referirse a aquellos lugares marcados con los círculos como «zonas azules».

Entretanto, el escritor y explorador estadounidense Dan Buettner, con apoyo de National Geographic Society, se propuso localizar lugares que no solamente tuvieran una alta concentración de individuos de más de 100 años, sino también grupos de personas que hubieran envejecido sin sufrir graves problemas de salud vinculados a enfermedades cardíacas, obesidad, cáncer o diabetes.

Cinco zonas azules

En la lista de las cinco zonas azules se encuentran varios lugares del mundo, desde Estados Unidos hasta Japón.

  • La isla japonesa de Okinawa. La esperanza de vida en Japón es una de las más altas del mundo, pero en la isla de Okinawa el número de personas que han alcanzado los 100 años de edad es mayor que en otras regiones del país. Los habitantes de la isla siguen dos reglas clave: ‘hara hachi bu’ (comer hasta un 80 % de la capacidad del estómago) e ‘ikigai’ (la razón de vivir), que los ayudan a disfrutar de la vida.
  • Isla de Icaria (Grecia). En términos de esperanza de vida, Grecia ocupa el séptimo lugar en el mundo después de países como Japón, Corea del Sur y Suiza. En el territorio griego en su conjunto, la gente vive en promedio aproximadamente 80 años, pero en Icaria la esperanza de vida es de 88 años. Según los propios isleños, en Icaria no hay lugar para el estrés y la incomodidad. Al mismo tiempo, uno de los secretos clave de la longevidad sería la dieta mediterránea.
  • Península de Nicoya (Costa Rica). El número de personas que siguen llevando un estilo de vida activo hasta los 90 años es 2,5 veces mayor que en EE.UU. y gastando 15 veces menos en atención médica. El agua en la península es rica en calcio y magnesio, lo que mejora la salud ósea y cardiovascular. Durante la mayor parte de sus vidas, los centenarios nicoyanos siguen una dieta tradicional en la que se destaca la triada mesoamericana: calabaza, maíz y frijoles.
  • Provincia de Ogliastra (Cerdeña, Italia). Ubicada en una zona montañosa, Ogliastra cuenta con una población de unas 58.000 personas. La dieta clásica de los habitantes de Cerdeña se compone de pan integral, legumbres, verduras, frutas y, en algunas zonas de la isla, aceite de lentisco. Los sardos también consumen queso pecorino, que es rico en ácidos grasos omega-3.
  • Ciudad de Loma Linda (California, EE.UU.). La esperanza de vida en la localidad, que tiene una población de unas 25.000 personas, es de 10 años más alta que la media nacional. No es de extrañar que las mujeres en Loma Linda lleguen a vivir 91 años y los hombres 89, mientras que la incidencia de cáncer y muerte prematura es menor que en otras ciudades del país norteamericano.

De acuerdo con Buettner, las cinco regiones tienen ciertas similitudes culturales que podrían proporcionar una explicación de una vida más larga y saludable. Entre ellas se encuentran una dieta basada en plantas, bajo consumo de tabaco y alcohol, actividades físicas regulares, fuertes lazos sociales e ingesta calórica moderada.

Críticas al concepto

No obstante, la idea de la existencia de las llamadas zonas azules ha sido criticada, ya que, según algunos científicos, los datos sobre la esperanza de vida y la salud en dichas regiones del mundo no siempre son fiables ni están bien documentados.

Además, los críticos aseguran que la dieta atribuida al concepto no se diferencia mucho de la dieta mediterránea, y que detrás del concepto hay intereses comerciales de sus propios creadores.

En este sentido, recientes estudios indican que la esperanza de vida en la isla de Okinawa es en la actualidad menor que en otras regiones de Japón, lo que podría estar relacionado, según investigadores, a una dieta cada vez «más occidentalizada» en la isla.

Además, algunos expertos opinan que la idea de las zonas azules se basa en certificados de nacimiento fraudulentos, datos erróneos y mediciones no científicas. En este sentido, el doctor Saul Newman, investigador de datos y ciencias médicas, considera que varias regiones, como Okinawa, no son saludables al tener una de las tasas más altas de obesidad y la menor ingesta de frutas y verduras en Japón.

Del mismo modo, Newman destacó que las regiones del noreste de la península itálica tienen una esperanza de vida más alta, de 83,3 años en comparación con los 83 años de Cerdeña, por lo que la provincia de Ogliastra no puede ser considerada un lugar donde viven los italianos más longevos. «No hay ninguna base científica rigurosa que respalde las zonas azules», expresó Newman, añadiendo que las afirmaciones contradicen las estadísticas nacionales.

Estudios que apoyan la teoría

A pesar de las críticas hacia el concepto de la zona azul, varios estudios ya han comprobado que algunos de los factores descritos en él pueden estar relacionados con el impacto positivo de la esperanza de vida. Así, una dieta equilibrada y bien elaborada afecta de manera beneficiosa la esperanza de vida, lo que ha sido demostrado en numerosas investigaciones científicas.

De igual manera, una dieta saludable para el intestino con suficientefibra y prebióticos puede aportar a la diversidad del bioma intestinal, lo que puede conducir a una mayor esperanza de vida en animales. Por otro lado, el consumo calórico moderado también está vinculado a una mayor esperanza de vida.

Sin embargo, el efecto positivo también depende de factores genéticos de cada individuo.

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