¿Por qué Israel no podrá derrotar a Hezbolá?

Las opciones de Israel para enfrentarse a Hezbolá son «muy limitadas», incluso si consigue destruir la cúpula del movimiento, ya que la propia conservación de la organización será considerada su victoria, opina la politóloga rusa Natalia Berenkova.

En caso de una guerra con el Líbano, Israel no podrá destruir el grupo chiita Hezbolá, sino tan solo debilitarlo, por lo que no logrará sus objetivos, ya que la propia conservación de la organización será considerada su victoria, declaró Natalia Berenkova, investigadora del Instituto de Relaciones Internacionales e Historia Mundial de la Universidad Estatal de Nizhni Nóvgorod, en una entrevista con la revista Russia in Global Affairs.

No obstante, según la politóloga, a pesar del apoyo de Irán y de los mecanismos de gobernanza ajustados, tanto para Hezbolá como para el Líbano «cualquier guerra con Israel sería devastadora y fatal» debido a la ya complicada situación económica. Al mismo tiempo, Hezbolá, que es actualmente el único grupo armado fuerte del Líbano, tiene experiencia en combate y goza de una sólida posición en el país, señaló.

El aumento de la influencia

La experta explicó que Hezbolá nació durante la guerra civil libanesa (1975-1990), cuando todos los partidos del país tenían su brazo armado, y fue el único grupo que consiguió mantenerlo.

«El partido y el ala paramilitar no pueden separarse. Es una gran corporación que presta muchos servicios a la población, exigiendo a cambio lealtad a sí misma».

Inicialmente, el grupo luchó contra el sistema político libanés, entonces dominado por los cristianos maronitas, y la amenaza de Israel, pero a principios de la década de 2000, sus miembros empezaron a ocupar cargos ministeriales. «Hezbolá aprendió a explotar las debilidades del sistema: por ejemplo, si sus ministros abandonan el Gobierno, este ya no es válido, y habrá que elegir uno nuevo», añadió la experta, señalando que así es como logra el equilibrio y el consenso con los numerosos grupos y confesiones presentes en el Líbano.

En 2008, Hezbolá apuntó por primera vez sus armas contra la acción del Gobierno libanés, impidiendo el cierre de su red de telecomunicaciones, y en 2013 admitió que participaba en una guerra dentro de Siria.

«Entonces quedó claro para mucha gente que se trata de algo más que un grupo nacional libanés. Este grupo también se está fijando unos objetivos internacionales».

Posturas hacia Hezbolá en el Líbano y en la región

Aunque la población libanesa está preocupada por la escalada con Israel, y muchos partidos cristianos y suníes son muy inflexibles, el núcleo principal del partido le apoya y acepta la situación, dijo Berenkova. Según ella, a juzgar por unas encuestas, la antipatía hacia Hezbolá no se suma a la simpatía por Israel. «Sus actividades hacia Israel no causan negatividad. Lo que es negativo es que estas actividades podrían provocar una tragedia para el país en el futuro», afirmó.

Por su parte, las potencias ricas e influyentes de Oriente Próximo tienen una visión «muy negativa» de Hezbolá, a la que consideran básicamente una organización terrorista. «Esto se debe a las relaciones de alianzas con Irán y al hecho de que, según sus clasificaciones, varios grupos chiitas en diferentes momentos podrían haber organizado actividades subversivas en su territorio», explicó la experta. Además, las monarquías árabes, en particular Arabia Saudita, participaron activamente en el enfrentamiento de diversas fuerzas en el Líbano en la década de 2000.

En cuanto a la relación del grupo con Irán, aunque cuenta con su apoyo considerable, no se basa en un principio jerárquico, sino aliado, en el que Hezbolá persigue sus intereses nacionales y sus intereses como corporación y organización, a pesar de que ideológicamente acepta plenamente la ideología del jomeinismo. «Se trata más bien de una relación de aliado estratégico, pero naturalmente no en pie de igualdad, porque Irán proporciona apoyo material, logístico y de otro tipo y garantiza los objetivos básicos del partido, pero aquí no hay subordinación en términos de ‘ordenado’ y ‘ejecutado'», sostuvo.

¿Qué puede hacer Israel?

Según Berenkova, en la situación actual, las opciones de Israel para enfrentarse a Hezbolá son «muy limitadas», incluso si consigue destruir la cúpula del movimiento. «Si al menos una parte de la organización permanece y es capaz de seguir actuando, será su victoria, como lo fue en 2006 durante la segunda guerra libanesa-israelí. Es muy difícil fijar aquí un objetivo para Israel», señaló.

Además, desde la última guerra con Israel, Hezbolá ha tenido experiencia en la guerra siria, y en diversas operaciones en Irak, y ahora cuenta con el posible apoyo logístico y material de Irán.

«Hezbolá también se caracteriza por un liderazgo colectivo en lugar de único y por mecanismos de gobierno ajustados para sus estructuras individuales, por lo que la eliminación de la cúpula dañaría, pero no conduciría a la desintegración inmediata del partido.»

No obstante, la experta señaló que Irán «no está especialmente ansioso» por este conflicto y que, si se inicia, la reproducción de fuerzas y el suministro de armas solo aumentarán el efecto destructivo de las posibles hostilidades y contribuirán a la propagación de la violencia. «Si se razona, esta no es la mejor solución a la que podrían llegar las partes», concluyó.

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