Un estudio de la revista Nature reveló que los días con condiciones de extremo calor se han triplicado desde 1971 en regiones del subcontinente como Maracaibo, el Amazonas y el Gran Chaco.
El cambio climático torna cada vez más extremas las condiciones medioambientales en Suramérica, que durante este año ha sufrido la ola de calor más intensa de su historia, combinada a una fuerte sequía y la propagación masiva de incendios forestales en todo el subcontinente.
Un estudio especializado sobre este fenómeno climático en Suramérica y publicado por la revista Nature, reveló que la cantidad de días con condiciones de extremo calor en la región ha crecido hasta triplicarse durante el período 1971-2022 en tres «regiones clave»:
- La Región 1 o «Maracaibo», que abarca la cuenca de Maracaibo, fronteriza con Colombia, y la mayor parte del norte de Venezuela.
- La Región 2 o «Amazonía», que cubre parte de la cuenca norte amazónica, los estados brasileños de Roraima, la parte occidental de Pará y la parte oriental de Amazonas, zona considerada como el pulmón vegetal del planeta.
- La Región 3 o «Gran Chaco», que abarca la mayor parte de la cuenca del Chaco, el estado brasileño de Mato Grosso, y la mayoría del Pantanal de Brasil, que es el mayor humedal tropical continuo más grande del mundo.
La investigación arrojó que los extremos compuestos, que es la combinación de varios fenómenos climáticos al mismo tiempo como calor, sequía y condiciones inflamables, han aumentado en las mencionadas «regiones clave» de Suramérica, donde se han detectado cambios en el uso de la tierra y cultivos y deforestación.
Por ejemplo, los extremos secos con condiciones cálidas e inflamables tuvieron un promedio menor a los 20 días por año durante el período 1971-2000. Sin embargo, en las dos últimas décadas estas condiciones aumentaron hasta los 70 días al año, sobre todo al norte del Amazonas, Maracaibo y el Pantanal brasileño, ubicado al noreste del Gran Chaco, cercano a Argentina y Paraguay.
«El aumento de los extremos compuestos afecta desproporcionadamente a las poblaciones rurales vulnerables y a las minorías. En particular, los incendios amazónicos amenazan seriamente territorios indígenas» y sus hogares», dice el estudio.
Impacto a los depósitos de nieve andina
Además, señala la investigación, el carbono negro que sale de la quema de la biomasa en el subcontinente, impacta y derrite los depósitos de nieve en la cordillera Andina, que sirven como «una importante fuente de agua para muchas pequeñas comunidades rurales» de países como Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.
Entre otras cosas, el informe indica que «aunque la variabilidad interanual de los compuestos secos en América del Sur parece haber aumentado», aún «no está claro cómo evolucionará» ese fenómeno, porque se desconoce cómo puede responder la región «a las futuras emisiones de gases de efecto invernadero».
«Sin embargo, los modelos climáticos muestran que bajo un escenario probable de emisión, la frecuencia extrema de El Niño aumenta linealmente con la temperatura media global hacia una duplicación a 1,5 grados centígrados de calentamiento. Esas proyecciones sugieren nuevos aumentos de la variabilidad interanual de los compuestos secos».
El estudio advierte que los fenómenos de extremos climáticos causan «graves impactos ambientales, económicos y sociales» y también «pueden tener efectos devastadores» cuando se combinan, como ha sucedido recientemente.
Así, dice la investigación, los extremos compuestos amplifican el daño en la salud de la vegetación, al aumentar por ejemplo, la mortalidad por árboles, frena el crecimiento económico y perjudica la salud y calidad de vida de animales y humanos.
«Los extremos climáticos y el clima extremo son grandes amenazas para los seres humanos y los ecosistemas. Mientras que los extremos secos incluyen temperaturas cálidas, sequías y aumento del clima de incendios, los extremos húmedos comprenden pluviales, precipitaciones intensas e inundaciones. El cambio climático está empeorando la frecuencia, la intensidad y los impactos de los extremos climáticos», añade la investigación.