Peter Szijjarto planteó que prácticamente nada de lo hecho por Europa y la comunidad internacional en el conflicto ucraniano ha funcionado.
Las continuas entregas de armas no han cambiado la situación en el campo de batalla y no han acercado la paz en el conflicto ucraniano, manifestó el miércoles el ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, al intervenir en el 79.º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
«Es hora de evaluar honestamente la situación y analizar lo que ha funcionado y lo que no», inició su discurso el canciller. «Si somos honestos con nosotros mismos, debemos decir que prácticamente nada de lo hecho por Europa y la comunidad internacional ha funcionado», agregó.
«Debemos preguntarnos honestamente si las transferencias de armas son racionales. Y es evidente que no han sido racionales, porque las transferencias de armas no cambiaron la situación en el campo de batalla y no nos acercaron a la paz, sino que solo aumentaron el volumen de armas, de muertos, y provocaron una prolongación de la guerra«, denunció Szijjarto.
El ministro también expresó su opinión sobre la eventual autorización para utilizar las armas occidentales suministradas a Kiev en territorio ruso. «Espero que los que se supone que deben tomar decisiones sobre si se puede permitir que las armas entregadas desde Occidente se utilicen contra la profundidad estratégica de Rusia, tomen una decisión responsable», enfatizó.
A su parecer, si se permite que las armas occidentales apunten a instalaciones estratégicas de Rusia, ello implicaría un grave riesgo de escalada. Por lo tanto, alegó, «Hungría está a favor de un alto el fuego inmediato y del inicio de conversaciones de paz«.
El diplomático lamentó que la «corriente liberal internacional» haya convertido la palabra ‘paz’ en algo negativo y que quienes abogan por la paz se conviertan en objeto de ataque. En este sentido, explicó que mucha gente piensa que la diplomacia consiste en dialogar con aquellos con los que se está de acuerdo al 100 %, pero no es así. Además, aseveró que las sanciones económicas son «totalmente inútiles», ya que no funcionan «en absoluto» y perjudican mucho más a la economía europea que a la rusa.