El presidente Luiz Inácio Lula da Silva admitió que el país «no estaba 100 % preparado» para combatir este desastre y anunció que destinará 93,7 millones de dólares para atender la crisis.
Los incendios que avanzan sin tregua en Brasil han puesto en alerta a las autoridades del país. El Supremo Tribunal Federal celebrará este jueves una audiencia de conciliación entre representantes de los estados afectados para abordar las medidas de combate al fuego que consume el Pantanal y la Amazonía.
La reunión será liderada por el magistrado Flávio Dino y se tendrán en cuenta los datos facilitados por los gobiernos locales.
Brasil vive un período de sequía récord, que afecta a estados de todas las regiones del país. La falta de lluvias, combinada con el aumento de las temperaturas, ha facilitado la propagación de incendios.
«Terrorismo climático»
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, afirmó que, además de la severa sequía, algunos incendios son fruto del «terrorismo climático» por parte de «quienes aprovechan las altas temperaturas y la baja humedad para prender fuego en el país, dañando la salud de las personas, la biodiversidad y la destrucción de los bosques».
«No es posible que ante una de las mayores sequías de toda la historia de nuestro continente y de nuestro país, y con la prohibición existente, las personas sigan provocando incendios», lamentó.
Los biomas de la Amazonía, el Cerrado y el Pantanal, esenciales para el equilibrio ambiental del país, están gravemente dañados con alrededor de 18 millones de hectáreas arrasadas.
Solo en la Tierra Indígena Kayapó, en la región amazónica de Xingu, el fuego devastó 67.000 hectáreas. «Estamos entrando no solo en la era de los incendios, sino en la era de los megaincendios. Es bastante catastrófico«, comentó a Folha de S. Paulo Erika Berenguer, científica de la Universidad de Oxford.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió esta semana con representantes de los tres poderes y anunció que el Gobierno destinará 514 millones reales (93,7 millones de dólares) para atender la crisis.
Lula admitió que Brasil «no estaba 100 % preparado» para combatir los incendios. «Son pocos los estados que están preparados, que tienen defensa civil, bomberos, brigadistas, casi ninguno tiene», destacó.
Y continuó: «Ella [la naturaleza] decidió darnos una lección diciéndonos lo siguiente: ‘Mira, o me cuidas bien o no me veo obligada a aguantar tanta irresponsabilidad, tantas cosas malas, equivocadas que estamos haciendo los humanos'».