El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, declaró que siente pena por los políticos occidentales que expresan su preocupación por la visita del presidente ruso, Vladímir Putin, a Mongolia.
«Lo siento por ellos si están preocupados por una causa tan buena», señaló el ministro. En su opinión, no es de extrañar que los «dos vecinos, dos países que lucharon el uno por el otro durante la Segunda Guerra Mundial» muestren unas relaciones tan estrechas.
Según el funcionario, los políticos que expresan su descontento por la visita del líder ruso al país asiático muestran «tintes nazis» no solo en sus pensamientos, sino también en sus acciones, que se expresan en apoyo al régimen de Kiev.