Polonia y otros países fronterizos con Ucrania «tienen el deber» de derribar los misiles rusos que se aproximen a su espacio aéreo pese a la oposición de la OTAN, afirmó el ministro polaco de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski.
En una entrevista publicada este lunes por el Financial Times, el canciller afirmó que Varsovia tiene la obligación de garantizar la seguridad de sus ciudadanos pese al temor de que las interceptaciones sobre territorio ucraniano puedan arrastrar a la Alianza del Atlántico Norte a una guerra con Rusia.
«La pertenencia a la OTAN no excluye la responsabilidad de cada país a la protección de su propio espacio aéreo; es nuestro deber constitucional», declaró, añadiendo que personalmente cree que cuando los misiles hostiles se aproximen al espacio aéreo de su país, sería «legítima defensa» interceptarlos porque el riesgo de que sus restos hieran a alguien es «significativo».
A principios de julio Polonia y Ucrania firmaron un acuerdo bilateral de seguridad que le permitiría a Varsovia derribar misiles y vehículos aéreos no tripulados rusos en el espacio aéreo ucraniano. Sin embargo, el secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, rechazó la propuesta porque amenaza a la alianza militar con «convertirse en parte del conflicto».
Aunque Kiev está presionando a sus aliados occidentales para que se involucren más en el conflicto, incluso proporcionando defensa aérea sobre Ucrania occidental con el despliegue de baterías antiaéreas situadas en territorio de la OTAN, algunos funcionarios occidentales afirman que tal política desdibujaría las líneas rojas de la intervención de Occidente y posiblemente desencadenaría represalias rusas, recoge el medio.
‘Problemas en la cabeza’
En este contexto, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitri Kuleba, aseguró la semana pasada que los países occidentales usan el argumento de una posible escalada en las relaciones con Rusia como excusa para retener la ayuda militar a Kiev.
El conflicto «consume muchos recursos, dinero, esfuerzo y equipamiento», admitió Kuleba en una rueda de prensa conjunta con Sikorski. «Pero los mayores problemas siempre empiezan en la cabeza de la gente», agregó.
«Si el miedo a una escalada no fuera el principal factor que influyera en la decisión de los aliados, Ucrania estaría ahora en una posición mucho mejor y recibiría las armas necesarias mucho antes», señaló el ministro.