Los jefes no le advirtieron de que lo estaban enviando a una misión de incursión transfronteriza.
El militar ucraniano Andréi Dólgui, que se rindió al Ejército ruso en un distrito de la provincia de Kursk invadido por las Fuerzas Armadas de Ucrania este agosto, indicó a oficiales rusos que no sabía adónde lo habían enviado sus jefes.
«El escriba del cuartel general dijo que haríamos una misión de tres días y yo pensé que a vigilar algo y ya». «Me enteré de que estaba en la región [rusa] de Kursk recién a los dos días», aseguró.
Después de que su unidad fuera derrotada, el hombre estuvo escondiéndose de los drones por mucho tiempo, hasta que finalmente se entregó a las tropas rusas sin oponer resistencia. El prisionero explicó ante las cámaras: «En los ejercicios nos dijeron que los rusos trataban muy mal [a los prisioneros], pero, en realidad, eso no es cierto». «Los rusos tratan muy bien a los cautivos», añadió.
La incursión transfronteriza de las tropas ucranianas comenzó el 6 de agosto. La ofensiva se desarrolló en dirección a la ciudad de Sudzha y hacia Kurchátov, sede de la central nuclear de Kursk, pero fue detenida antes de que lograra su objetivo.