En lo que va de 2024, más de cinco millones de hectáreas se quemaron en las amplias selvas que comparten Bolivia y Brasil, en lo que es una de las zonas más biodiversas del mundo. El investigador Stasiek Czaplicki Cabezas advierte a Sputnik que los incendios de esta época pueden marcar un nuevo récord.
Los Gobiernos de Bolivia y Brasil consensuaron coordinar acciones para enfrentar los incendios que afectan a la Amazonía, compartida por ambas naciones. Hasta el momento en el Estado Plurinacional se cuantifican más de dos millones de hectáreas quemadas,
fundamentalmente en los departamentos de Beni y Santa Cruz. Del lado brasileño ya son más de tres millones de hectáreas consumidas. Organizaciones ambientalistas alertaron que este año se pueden superar los récords de tierras, flora y fauna arrasadas por las llamas.
Bolivia dialoga con países de Sudamérica, Asia y Europa, que se comprometieron a enviar bomberos y equipos para enfrentar los incendios. A la vez, los Gobiernos de Luis Arce y de Luiz Inácio Lula Da Silva detectan y procesan a las personas implicadas en la propagación del fuego, tradicionalmente usado en esta época del año para preparar las tierras de cultivo.
Los representantes de Bolivia y Brasil se reunieron recientemente en el estado brasileño de Corumbá.
«Hemos analizado el comportamiento del fuego en ambas fronteras. Este problema viene desde el pasado 12 de agosto. Todavía existe fuego en la frontera y también cerca de ella. Hemos definido alternativas de intervención inmediata», dijo a Sputnik viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes.
Esto implicaría que bomberos de ambos países cruzarían la frontera indistintamente para enfrentar al enemigo en común de las tierras bajas de Bolivia, así como del lado brasileño.
Según previsiones de investigadores ambientalistas, septiembre y octubre serán los meses más duros para enfrentar el fuego. Pero para el viceministro, «este mes [agosto] es el más crítico, porque se ha adelantado periodo de quemas y chaqueos, debido al comportamiento del clima».
Calvimontes sostuvo que se prevé la llegada de «lluvias adelantadas». Por ello, dijo, «en estos meses los productores aprovechan para iniciar su siembra. El chaqueo [como se llama al fuego controlado provocado por los campesinos] es para la siembra y para renovar el pasto».
«No se descarta que en septiembre y octubre también tengamos días muy complejos, pero trabajamos con países amigos para coordinar en caso de que sea necesario», agregó.
Según el viceministro, «China y otros países nos brindan apoyo en equipamiento. Con Francia, por ejemplo, tenemos un acuerdo de trabajo porque ellos capacitan a nuestros bomberos forestales».
En el caso de Chile y otros países de la región, «veremos gradualmente la necesidad de que envíen efectivos. Ahora creemos que no estamos en un nivel tan crítico, pero tal vez más adelante necesitemos su apoyo».
En lo inmediato, las acciones de Bolivia y Brasil estarán dirigidas fundamentalmente a proteger el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) de San Matías, de 30.000 hectáreas, en la frontera entre Santa Cruz y Brasil.
Desmonte y fuego
Sputnik también diálogo con el investigador Stasiek Czaplicki Cabezas, quien evaluó el panorama y remarcó que, además de las acciones a corto plazo consensuadas entre ambos países, es necesaria una planificación a largo plazo, si se considera que la región amazónica sufre incendios todos los años en estos meses.
Czaplicki, economista ambiental, identificó varios factores que inciden tanto en los incendios de Brasil como en los de Bolivia: «Hay un proceso de desmonte y de incendios muy severo. Al día de hoy todavía no han resuelto en gran medida esos problemas, es un hecho». Y afirmó que las llamas son propiciadas por el avance de la frontera agrícola.
«De forma recurrente hay incendios que entran por el área del Pantanal [compartida por ambos países]. Son incendios que sabemos que ocurren entre junio y octubre, muchas veces vienen de Brasil, eso siempre nos dicen los análisis de cicatrices de incendios. Y esto no va a cambiar, más allá del acuerdo entre Brasil y Bolivia», señaló.
El analista explicó que se preveía la llegada del fuego a Bolivia desde junio pasado: «Ya lo sabíamos, pero no pudimos hacer nada, el Gobierno brasileño tampoco. Del lado de Bolivia teníamos condiciones paupérrimas para frenar un incendio con un frente de más de 50 kilómetros».
Czaplicki comentó que la actual estrategia consiste en tratar de contener el fuego hasta la llegada de las lluvias, en octubre próximo: «Nuestros bomberos trabajan para evitar que las casas se quemen, pero de ninguna forma tienen alcance para apagar los incendios. En la medida en que lleguen las lluvias se van a sofocar los incendios».
Asimismo, destacó que el acuerdo entre Bolivia y Brasil «para ser efectivo requiere de un Gobierno boliviano proactivo, que tenga una visión de prevención de mediano plazo, que actúe con coordinación y que no simplemente responda a la presión social. Mientras el Gobierno no asuma este enfoque, cualquiera sea el acuerdo no va a dar resultados».
Colaboración por la Amazonía
Los Gobiernos brasileño y boliviano también investigan a los causantes de los incendios. La Policía brasileña detuvo a dos hombres relacionados con el fuego provocado en áreas rurales de San Pablo.
El ministro boliviano de Defensa, Edmundo Novillo, dijo al canal estatal Bolivia TV que hay abiertos procesos penales contra 51 personas, tres de las cuales están en prisión por su responsabilidad en los incendios descontrolados.
«La forma de atacar este tema no es solamente moviendo la logística que tenemos en las Fuerzas Armadas a través de Defensa Civil, la Policía boliviana, la ABT y el INRA [Instituto Nacional de Reforma Agraria], sino también procesando a quienes son autores de haber provocado estos incendios», sostuvo Novillo.
De la reunión de Corumbá participaron representantes de los ministerios de Defensa, de Gobierno, de Medio Ambiente y Agua, así como la Policía Nacional de Bolivia, el Comando Conjunto de Respuesta ante Eventos Adversos, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y un equipo técnico de la Gobernación de Santa Cruz.
En representación del Gobierno brasileño estuvieron funcionarios del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA), así como bomberos del vecino país.