El presidente argentino negó estar detrás del polémico encuentro y apuntó que hubo «intenciones» de dañar la imagen del gobierno.
El presidente de Argentina, Javier Milei, se desligó este viernes del escándalo por la visita de diputados oficialistas a genocidas condenados por delitos de lesa humanidad, cometidos durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).
El mandatario fue consultado por un periodista que quiso saber si ese episodio «muy delicado» le generaba «ruido», en medio de las tensiones con la vicepresidenta Victoria Villarruel, hija y sobrina de militares, que niega la cifra de desaparecidos.
«Absolutamente, porque esa no es mi agenda», dijo Milei en la entrevista con Radio Rivadavia. Y añadió que «habrá que investigar» de quién fue la idea.
«Está claro que eso fue hecho con intenciones. El cura que organizó eso terminó siendo echado, y además me insultaba por Youtube», dijo el presidente.
Milei se refiere al sacerdote Javier Olivera Ravasi, quien coordinó el encuentro entre legisladores de La Libertad Avanza (LLA) y los represores en la cárcel de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires.
La semana pasada, Olivera Ravasi fue expulsado por el obispado de Zárate-Campana y no le renovaron el permiso para desarrollar actividades pastorales en su distrito, reportó Ámbito.
Un tema a «investigar»
Luego le preguntaron a Milei si creía que Victoria Villarruel podría estar detrás de esa polémica visita, a lo que contestó: «No sé. Habrá que ver qué vínculos hay ahí. Mi agenda no es, seguro», insistió.
El jefe de Estado se refirió también a las diferencias de criterio con la vicepresidenta acerca de la postulación del juez federal Ariel Lijo como miembro de la Corte Suprema de Justicia, algo con lo que Villarruel no está de acuerdo.
«Ella tiene su opinión y yo la mía. Nunca pretendí rodearme de un coro de focas obsecuentes. La discrepancia es parte de la vida misma», aseguró.
Si bien la número dos del Ejecutivo reafirmó su «lealtad y compromiso» para con el presidente y su Gobierno, la relación se deteriora desde hace meses y en los medios argentinos se habla de una inminente «traición» que deteriorará más el vínculo político entre ambos.