El expresidente catalán dice que ingresó a España dos días antes de su aparición pública y posteriormente cruzó la frontera con Francia en el asiento trasero de un vehículo privado.
El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, ha explicado este viernes cómo se produjo su inesperada segunda huida de España la semana pasada, cuando ingresó después de siete años al país para protagonizar un breve mitin delante de sus simpatizantes en las cercanías del Parlamento catalán el día del debate de investidura del nuevo presidente de la región, para luego volver a desaparecer.
Sobre él está pendiente una orden de detención nacional emitida por el juez Llarena, del Tribunal Supremo, que se ha negado a aplicarle la ley de amnistía para el ‘procés’ aprobada por el Congreso de los Diputados al considerar que el delito de malversación del que se le acusa no queda cubierto por la norma.
En un texto publicado en el diario Politico, Puigdemont desmiente los rumores que hablaban de que podía haberse escapado en barco o incluso en el interior del maletero de un coche. Por el contrario, el expresidente catalán afirma: «No hubo necesidad de esconderme en el maletero de un coche, como afirman que hice. Me senté en la parte trasera de un vehículo privado y me llevaron a través de la frontera entre el sur de Cataluña y el norte de Cataluña, que es administrativamente territorio francés».
Se trata de una pequeña parte de un extenso texto en el que se presenta de nuevo como víctima del sistema judicial español, aseverando que no ha sido condenado ni juzgado y que está siendo perseguido. «La politizada Segunda Sala del Tribunal Supremo ha decidido rebelarse contra una ley que no le gusta, desobedeciendo a un Parlamento democrático «, sostiene.
«Golpe híbrido»
El político defiende que se ha producido un «golpe híbrido» y define la situación como «unos jueces que subvierten la voluntad del pueblo y anulan la legislación aprobada por un Gobierno democrático bajo el pretexto del Estado de derecho».
Además, califica de «surrealista» lo que para él es una «distorsión de la realidad» con la finalidad de dejarle fuera del ámbito de aplicación de la ley. La situación «no solo ignora la ley, sino que también se burla de los legisladores españoles», apunta.
Cuando un juez se niega a aplicar la ley democrática, esa es una forma de opresión que ningún demócrata debería tolerar.
Asimismo, Puigdemont sostiene que se trata de «una persecución judicial de carácter político«, como confirma —a su juicio— que los jueces no hayan accedido a las peticiones de Fiscalía y Abogacía del Estado y, sin embargo, hayan reconocido una acusación particular interpuesta por el partido de ultraderecha Vox.
El político narra que ingresó en España el martes de la semana pasada, dos días antes de su aparición pública, y que finalmente optó por no ingresar al Parlamento regional, como era su intención inicial, por el riesgo a ser detenido.