Un militar ucraniano contó que algunas de las unidades implicadas en la incursión fueron rápidamente trasladadas a la zona de operación, por lo que no tuvieron tiempo de prepararse.
El Ejército ucraniano tuvo problemas con las armas occidentales y las evacuaciones médicas durante su ataque a la provincia rusa de Kursk, informó el viernes el periódico The Times, citando a un comandante de la 82.ª brigada de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Según el diario, los preparativos del ataque se llevaron en secreto, pero Vova, de 25 años, sospechó que algo iba mal cuando, unos días antes de la operación, el comandante en jefe Alexánder Syrski visitó sus posiciones en la provincia ucraniana de Sumy.
En cuanto a la invasión en sí, el soldado afirmó al medio: «Algunas de las unidades implicadas fueron trasladadas aquí tan rápidamente que no tuvieron tiempo de prepararse». Añadió que algunos de los fusiles donados por Occidente se atascaban repetidamente. Tampoco había suficientes furgonetas médicas para llevar a cabo las evacuaciones con rapidez.
El régimen de Kiev inició la semana pasada un intento de incursión fronteriza en la provincia rusa de Kursk, en el que participaron casi 12.000 combatientes ucranianos, según el comandante de las fuerzas especiales rusas Ajmat, Aptí Alaudínov. Las fuerzas rusas lograron impedir su avance, eliminando un gran número de efectivos y equipos bélicos ucranianos en la zona.
Tras el ataque, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, descartó la posibilidad de mantener negociaciones con Kiev, afirmando que no hay nada de qué hablar con una parte del conflicto que ataca a civiles. El líder ruso ha señalado en repetidas ocasiones que el suministro de armas occidentales no contribuye en modo alguno a la resolución del conflicto, sino que solo lo prolonga.
A pesar del creciente número de ataques con armas extranjeras a territorio ruso por parte de Kiev, algunos países sostienen que «los ucranianos saben mejor que nadie cómo defender su patria» y que son libres de tomar sus propias decisiones.