El escándalo de Alberto Fernández ahonda la crisis en el peronismo y desata el oportunismo de Milei

La exprimera dama acusó al expresidente de violencia de género.

El peronismo quedó envuelto en una grave crisis luego de que la exprimera dama, Fabiola Yáñez, denunciara por violencia de género al expresidente Alberto Fernández, en una causa que ya se convirtió en uno de los mayores escándalos políticos de la historia argentina.

«El peronismo en un laberinto sin salida», «Atomizado y sin un rumbo definido, el peronismo profundiza su crisis tras la denuncia», «La soledad de Alberto y la desesperación del peronismo», «El peronismo en su laberinto embarrado», «Un peronismo sin cabeza y sin banderas se asoma a un abismo en el Congreso en las elecciones 2025», son algunos de los titulares de la prensa local que resumen la incertidumbre que rodea al partido opositor más importante de este país.

Los enésimos vaticinios del «fin del peronismo» son repetidos en todos los medios por periodistas de larga tradición antiperonista, pero son respondidos por quienes recuerdan que no es la primera crisis que enfrenta el legendario Partido Justicialista, que fue fundado en 1946 por el tres veces expresidente Juan Domingo Perón y que, a pesar de todo, siempre pudo volver a gobernar.

Por ejemplo, el peronismo sufrió golpes de Estado, fue proscrito, se prohibió incluso mencionar al partido y a sus dirigentes; y sus militantes fueron desaparecidos en masa durante la última dictadura militar (1976-1983).

Ya en democracia, el fallecido expresidente peronista Carlos Menem traicionó sus promesas de campaña, abrazó el neoliberalismo y sentó las bases del colapso económico de 2001. En los años recientes, los escándalos de corrupción que rodearon a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien ya fue condenada por un tribunal en primera instancia, también alimentaron las intermitentes tesis del «fin del peronismo».

Sin embargo el peronismo volvió al poder en 2019 de la mano de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.El regreso terminó en un Gobierno fracasado que dejó una crisis económica, mayor pobreza, inflación y devaluación.

Por eso no sorprendió que el año pasado Fernández ni siquiera pudiera postularse a la reelección y que los comicios los ganara finalmente Javier Milei, un ultraderechista recién llegado a la política.

Tajada

Desde la derrota, el peronismo quedó desdibujado, dividido entre sectores que se cobran facturas, sin liderazgos fuertes que permitan vislumbrar el necesario recambio general para enfrentar al mileísmo.

En medio de esa dispersión política, estalló el escándalo por violencia de género contra Fernández y los deslindes y condenas de las principales figuras del peronismo, encabezados por Fernández de Kirchner, quien incluso definió a su excompañero de Gobierno como «un mal presidente».

Desde el oficialismo, por su parte, también aprovecharon para sacar tajada de la crisis del peronismo y reforzar su «batalla cultural» contra los feminismos.

En la última semana, Milei escribió posteos en sus redes sociales en los que aseguró que la denuncia contra su antecesor demuestra que las políticas de género no sirven.

«Como fuimos los únicos en denunciar esta estafa, todos ellos nos acusaron, sin ninguna prueba, de ser machistas, violentos y misóginos», dijo, a pesar de que él mismo ha cometido actos de violencia de género en programas de televisión y en conferencias en vivo en los que les gritó e insultó a mujeres periodistas. Sus agresiones machistas siguen siendo una constante, aunque no las reconoce.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, se atrevió a recordar la existencia de la Línea 144 de atención a víctimas de violencia de género, un servicio que este Gobierno ha desfinanciado casi por completo, al igual que el resto de las políticas con perspectiva de género que se habían implementado en la última década.

Por otra parte, la vicepresidenta Victoria Villarruel reconoció que no tenía empatía alguna con la exprimera dama.

«La entrevista de Fabiola no significa nada para los que vimos morir a nuestros familiares y no pudimos velarlos y enterrarlos como se merecían. Disculpen si mi sensibilidad no es la adecuada, pero luché contra el encierro y a mi padre lo perdí por los protocolos de cuarta de ese gobierno de gente repugnante», dijo al recordar las medidas que Fernández tomó durante la pandemia de coronavirus.

De inmediato, usuarios de redes sociales le recordaron que miles de argentinos tampoco pudieron velar ni enterrar a sus familiares que fueron desaparecidos por los represores  de la última dictadura militar, que ella tanto defiende a tal grado de promover su liberación.

 

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