Tensión se agudiza entre Estados Unidos y Paraguay por las sanciones relacionadas con el expresidente Cartes

El Gobierno de Santiago Peña pidió «acelerar» la salida del país del embajador estadounidense en Asunción luego de que EEUU ratificó las sanciones contra una tabacalera. En diálogo con Sputnik, dos analistas coincidieron en que Peña buscó demostrar el «malestar» con Washington, aunque sin perjudicar el vínculo.

La decisión del Departamento de Estado de EEUU de mantener las sanciones económicas a la empresa paraguaya Tabesa (Tabacalera del Este) por su vínculo con el expresidente paraguayo Horacio Cartes (2013-2018) elevó la tensión entre el Gobierno del presidente, Santiago Peña, y la embajada estadounidense en Asunción.

Si bien el Gobierno paraguayo busca evitar un conflicto diplomático, solicitó a Washington «adelantar» la salida del embajador Marc Ostfield.

El diferendo se desató el 6 de agosto, cuando el Departamento de Estado comunicó la extensión a Tabesa de la sanción económica que ya había impuesto a Cartes en enero de 2023, al considerarlo un agente «significativamente corrupto» para la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC). Aunque Cartes se había desprendido de su parte en la empresa —que alcanzaba, al menos el 50%—, EEUU acusó que la compañía presuntamente había pagado «millones de dólares» al exmandatario paraguayo.

El comunicado estadounidense asegura que las medidas «inhiben la posibilidad de Cartes de obtener beneficios económicos». Además, la autoridad de EEUU asegura que Washington tiene como meta «asegurar que Cartes rinda cuentas y promover una reforma significativa contra la corrupción en Paraguay».

En el mismo sentido se expresó el embajador estadounidense Marc Ostfield, quien a través de una declaración aseguró que Washington «seguirá utilizando la gama de herramientas relevantes para combatir la corrupción, incluidas las restricciones de visa, las designaciones, sanciones financieras y la extradición».

Además, el diplomático sostuvo que su país busca dar «una lucha frontal» con el objetivo de lograr «instituciones más fuertes y eficientes, capaces de proveer servicios públicos de calidad y velar por el desarrollo que Paraguay se merece».

La postura estadounidense no cayó bien en el Gobierno de Peña, que convocó a Ostfield a la Cancillería y luego emitió un comunicado que advierte que Asunción recibió «con desagrado la mediatización y politización de las sanciones administrativas».

«Desde el inicio de este Gobierno hemos transitado un periodo en el cual se construyó confianza, por lo que recibimos con desagrado la mediatización y politización de las sanciones administrativas. Por eso, estamos solicitando al Gobierno americano acelerar el proceso de salida del embajador, y así evitar que la pérdida de confianza hacia una persona dañe la relación que mantenemos históricamente», señala la declaración de la Cancillería paraguaya.

La reacción de Paraguay fue «medida»
En conversación con Sputnik, Mario Paz Castaing, analista internacional paraguayo, consideró que, con su declaración, el Gobierno de Peña «no desconoce la cuestión de fondo», marcada por las sanciones a Cartes, pero busca remarcar su malestar debido a que el señalamiento contra Cartes «sí tuvo importantes impactos políticos que son innegables».

Para el analista, el pedido para que Washington acelere la salida de Ostfield, cuyo final de misión ya estaba próximo, no es una medida habitual en la diplomacia internacional, pero permite dar «claridad» a la postura de Asunción.

«No es una medida que esté en la Convención de Viena ni en ninguna metodología diplomática que conozca, pero es un sentimiento que expresa el malestar. Si bien el embajador ya estaba de salida, si tenía que regresar en 10 días y le piden que lo haga en siete, es una manera de administrar este proceso», sostuvo el experto.

Paz Castaing destacó que el episodio puede demorar la llegada de un nuevo embajador estadounidense a suelo paraguayo, pero recordó que la representación estadounidense en el país ya supo permanecer períodos significativos sin embajador, bajo la gestión del respectivo encargado de negocios.

De todos modos, remarcó que el Gobierno de Peña busca que el episodio no provoque «una escalada» en la tensión con el país norteamericano, mucho menos cuando la gestión del actual presidente acaba de presentar como un logro la recuperación del grado inversor.

Consultada por Sputnik, la experta en Relaciones Internacionales Julieta Heduvan consideró que la respuesta del Gobierno paraguayo fue «medida», evitando que dispare una confrontación con EEUU.

«El Gobierno ha modificado su discurso con el tiempo, intentando mantener una respuesta controlada. Lo que inicialmente se denunció como ‘injerencia extranjera’ se transformó en una crítica más moderada, centrada en las formas y métodos empleados por el embajador estadounidense, señalando una innecesaria politización y el uso mediático del anuncio de las sanciones», sostuvo.

De todos modos, Heduvan señaló que «hay un claro disgusto dentro del sector cartista y del propio Horacio Cartes, que se muestra más reaccionario ante la avanzada de EEUU». La situación, consideró la analista, «pone a Peña en una situación incómoda», ya que el sector de Cartes «presiona para que ponga mayores límites».

Ambos analistas coincidieron en que, a pesar del episodio, el Gobierno de Peña no dejará de tener a Washington como uno de los principales aliados de su gestión.

«La agenda de política exterior de Peña está muy ligada a EEUU, por lo que probablemente intente desescalar el conflicto mientras esa sea una opción posible. Mientras tanto, la estrategia será buscar otras alianzas a nivel internacional que puedan contrabalancear el peso que representa Estados Unidos en la política paraguaya», ahondó Heduvan.

¿Por qué Cartes?
Paz Castaing recordó que las sanciones dispuestas por EEUU contra Cartes se enmarcan en lo que Washington denomina la ‘Ley Magnitsky’, «una ley de seguridad nacional para proteger los intereses económicos, políticos y de seguridad de EEUU».

«EEUU aplica sanciones a muchos ciudadanos en el mundo. La última información es que son más de 300 los sancionados en el mundo por incumplir las disposiciones de la Ley Magnitsky, que afectan a no estadounidenses que incursionan en el sistema financiero de EEUU sin respetar sus normas de seguridad», explicó el analista.

El experto reconoció que la situación de Cartes no se replica con otros políticos sudamericanos investigados por corrupción y sugirió que quizás esto suceda debido a que ya tengan condenas en sus países o no hayan utilizado al sistema financiero estadounidense para los delitos por los que se les persigue.

Heduvan, por su parte, recordó que EEUU justificó las sanciones a Cartes en base a un presunto vínculo del expresidente paraguayo con el movimiento libanés Hizbulá y por interferir, presuntamente, en una investigación internacional sobre crimen internacional.

«La aplicación de sanciones en Paraguay es notablemente diferente a la de otros países de la región sudamericana. De hecho, es el único caso en el Cono Sur (excluyendo el particular de Venezuela) donde EEUU actúa como un vigilante de la corrupción interna y un guardián activo contra actividades terroristas en el territorio. Casos similares solo se encuentran en Centroamérica, donde EEUU ha aplicado sanciones comparables bajo un marco legal similar», contrapuso la experta.

En ese sentido, la analista señaló que la figura de Cartes «ha estado bajo la mira de EEUU desde hace tiempo», pero remarcó que «el interés en su figura parece no haber disminuido».

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