El panorama de la deuda de Brasil contrasta con el de EEUU, cuya cifra es casi 30 veces superior, indican los datos del Tesoro Nacional. Sin embargo, las políticas económicas de estos países siguen caminos diferentes, planteando dudas sobre la elección de medidas de austeridad por parte del Gobierno brasileño, afirman a Sputnik expertos.
Vulnerabilidad de la economía brasileña
De acuerdo con el informe del Tesoro Nacional, la deuda pública de Brasil alcanzó los 1.390 millones de dólares. Esta cifra contrasta con la deuda de EEUU, que alcanza los 36,3 billones de dólares.
La posición de Estados Unidos como emisor de la moneda internacional, el dólar, confiere al país una ventaja única, señala el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro y autor del libro Imperialismo, Estado y Relaciones Internacionales, Luiz Felipe Osório.
Desde la firma de los Acuerdos de Bretton Woods en 1944, el dólar se ha consolidado como la principal moneda mundial, lo que ha permitido a Estados Unidos ampliar su endeudamiento sin las mismas restricciones a las que se enfrentan otros países.
Brasil, a su vez, es vulnerable a las fluctuaciones de la economía internacional y a los costos de realizar transacciones en otra moneda, enfatiza Osório. Según el experto, la austeridad es una opción política, no técnica. Hace hincapié en que la deuda puede ser una herramienta para apalancar la economía, ampliando las posibilidades de crecimiento nacional.
«El problema es que, como resultado de la intensificación de la internacionalización y financiación de la economía brasileña —en línea con la globalización— con la apertura de la economía al mercado internacional, el país ha transferido gradualmente los instrumentos de control de la economía al sector privado», señaló.
Austeridad sistemática
El profesor de economía de la Universidad Federal de Ceará, Fábio Sobral, critica el escenario alarmante en el que la deuda pública interna de Brasil es rehén de un sistema. El Gobierno brasileño se ha visto progresivamente atado por mecanismos institucionales que le impiden utilizar los recursos que genera, obligándole a endeudarse con especuladores internacionales para financiar sus actividades corrientes, argumenta Sobral.
De acuerdo con el experto, el primer mecanismo es que la reserva neta del Tesoro Nacional no puede ser utilizada, sino para pagar deuda, lo que significa que no puede ser utilizada para actividades corrientes.
«Esto implica que aunque el Gobierno recaude y llene su reserva neta, estos recursos se utilizan exclusivamente para pagar deuda, dejando a la administración pública sin medios para invertir en áreas esenciales como la educación, la sanidad, la cultura y el medio ambiente», detalla.
Sobral destaca también un segundo obstáculo que contribuye al creciente endeudamiento del país. Todo lo que Brasil exporta, menos lo que importa, genera una balanza comercial en divisas, generalmente dólares, indica.
«Estos dólares constituyen las reservas de divisas de Brasil, y también estas reservas de divisas, por ley, no pueden ser utilizadas de ninguna manera para mantener la actividad actual y estratégica del Estado», argumenta.
Así, incluso las reservas de divisas del país, que podrían aliviar la necesidad de endeudamiento, son intocables para otros fines que no sean el pago de deudas. A su juicio, este escenario crea una espiral insostenible.
Sobral advirtió que la financiación de la deuda pública pasada, que consiste en el pago de intereses y el principal de la propia deuda, y también la financiación de las actividades corrientes, tiende a crecer porque es insostenible, especialmente a este tipo de interés. Los tipos de interés suben a mayor velocidad que la capacidad de pago del Gobierno, lo que agrava el problema, explica.
Osório se opone a la opinión del economista y predice que la exigencia de austeridad y el superávit primario son formas de que el mercado internacional tenga garantías de que el Gobierno pagará los intereses de la deuda, agotando una parte considerable de la producción nacional para sectores minoritarios, que tienen garantizados beneficios exorbitantes.
Repercusiones en la vida del pueblo
El analista internacional señala que esta política de austeridad tiene repercusiones directas en la vida de la nación. En su opinión, la decisión de destinar más de la mitad del presupuesto público al pago de los intereses de la deuda, en detrimento de las inversiones sociales, es un reflejo de la influencia del mercado internacional, que exige garantías de pago, aunque ello suponga sacrificar el desarrollo interno. El economista subraya que las consecuencias para la población son directas y devastadoras.
El ciudadano común paga impuestos que son recaudados por las tres esferas —federal, estatal y municipal— para pagar deuda a tipos de interés extremadamente altos, critica Osório. El resultado es que la población, que debería recibir servicios públicos de calidad, acaba siendo perjudicada, con sus necesidades sociales insatisfechas, comenta.
Los efectos de esta política son evidentes, el costo de vida aumenta, los precios de las materias primas se vuelven más volátiles y el PIB de Brasil se mantiene en niveles bajos de crecimiento, resume Osório.
«La opción política por la austeridad es una forma de sabotear el crecimiento nacional, eliminando cualquier poder de interferencia del Estado y dejando a la empresa privada a sus anchas, preocupada exclusivamente por el beneficio», concluye.