La migración irregular en el Darién está en la mira del Comando Sur de Estados Unidos

Laura Richardson efectuó una visita de dos días a Panamá, cuyo centro fue buscar estrategias para «contener» en fenómeno.

La general Laura Richardson, comandante del Comando Sur de EE.UU., pasó dos días en Panamá con una prioridad clara en la agenda: buscar estrategias para «contener» el flujo migratorio irregular por el transitado y peligroso tapón del Darién.

La embajada de EE.UU. en Panamá detalló que Richardson se reunió con altos funcionarios del Gobierno, incluido el presidente de ese país, José Raúl Mulino, para «conversar sobre cooperación bilateral en seguridad y las estrategias para contener la migración irregular sin precedentes a través de la selva del Darién».

El ministro de Relaciones Exteriores, Javier Martinez-Acha, y el titular de Seguridad Pública, Frank Ábrego, también asistieron a encuentros con la jefa del Comando Sur para avanzar en ese particular, ya que el flujo migratorio por esa ruta selvática no amaina.

En un comunicado del Gobierno panameño, las autoridades precisaron que otros temas abordados en la bilateral de Mulino y Richardson fueron «la crisis democrática en Venezuela«, así como «la amenaza constante del narcotráfico y el crimen organizado».

Coyuntura en ciernes

La visita de Richardson ocurre en un momento clave para la región, en vista de las recientes elecciones en Venezuela. Los resultados de los comicios confirmaron la reelección al presidente Nicolás Maduro, pero la oposición desconoció al árbitro y decidió autoproclamar a Edmundo González como «ganador».

No obstante, Washington ha evitado plegarse al reconocimiento de González, una actitud distinta al respaldo inmediato que dio a la autoproclamación del exdiputado opositor Juan Guaidó, en 2019, quien protagonizó un fallido «interinato». Panamá, por su parte, sí se apuntó a apoyar la supuesta victoria del opositor y ahora busca el beneplácito de EE.UU. para una iniciativa de presión a Venezuela.

El martes, Mulino aprovechó la presencia de Richardson y de la embajadora estadounidense, Mari Carmen Aponte, para pedir el respaldo de EE.UU. a su propuesta de «invitar a 17 mandatarios del hemisferio a una reunión en Panamá este mes, con el fin de hacer una declaración conjunta sobre Venezuela, y buscar una solución pacífica para el conflicto en esa nación», señaló la cancillería del país centroamericano.

La estrategia de Mulino para buscar el espaldarazo de Washington es alegar que una eventual crisis política en Venezuela podría agravar «la crisis migratoria en el hemisferio«.

Richardson, por su parte, resaltó que Panamá es un «socio estratégico» de EE.UU. y por eso se comprometió a hacer inversiones para «asegurar la sostenibilidad democrática» en ese país y en la región. Del mismo modo, ofreció cooperar en asuntos de índole operativo, como los vuelos de repatriación para los migrantes que cruzan el Darién.

«Estados Unidos no tiene mejor aliado que Panamá», insistió Mulino, tras reiterar su solicitud de asistencia a Washington en las áreas de seguridad, tecnología y cooperación.

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