El caso de violación de un preso palestino que puso a Israel «al borde de la anarquía»

La detención de varios soldados sospechosos de haber torturado a un detenido palestino empezó con enfrentamientos con la Policía Militar y terminó con el asalto de dos bases israelíes.

La sociedad israelí y sus organismos gubernamentales se han visto divididos en relación con el escándalo en torno al presunto maltrato y abusos sexuales sufrido por un prisionero palestino en una base de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y la posterior detención por parte de la Policía Militar de nueve reservistas, sospechosos de haber torturado a la víctima desde hace semanas.

Abusos tras las rejas

El prisionero fue encontrado en la base militar de Sde Teiman hace tres semanas en estado crítico y trasladado a un hospital para recibir tratamiento e intervención quirúrgica. Actualmente su vida ya no corre peligro.

La prensa israelí reporta que el preso, detenido por las FDI en la Franja de Gaza por sospechas de actividad terrorista, habría sido víctima de «abusos graves» por parte de los soldados que le custodiaban en la base, ubicada en el sur de Israel, ya que tenía «signos de graves abusos, incluso en el ano». Además, se apunta que es probable que los uniformados actuaran juntos durante las agresiones.

Mientras, medios árabes detallan que el detenido sufrió una «brutal tortura de carácter sexual» que le causó «una herida grave en la zona del recto».

Sospechosos uniformados

En el caso están presuntamente implicados diez reservistas israelíes, nueve de los cuales fueron detenidos este lunes en la base de Sde Teiman. El décimo sospechoso, según se reporta, no fue arrestado porque en el momento de la llegada de la Policía Militar no se encontraba en la base. Su detención está pendiente.

Los diez soldados fueron acusados de «maltrato grave a un detenido» y están siendo investigados por orden de la abogada general militar de las FDI, Yifat Tomer-Yerushalmi.

Policía Militar vs. FDI

Policías militares allanaron este lunes la base de Sde Teiman con el fin de interrogar a los reservistas, quienes se resistieron a ser aprehendidos.

Medios locales reportaron que los sospechosos se atrincheraron y rociaron con gas pimienta al personal de la Policía Militar, pero al final fueron llevados a la base de Beit Lid para su interrogación, donde permanecen detenidos hasta el día de hoy.

Ira de la ultraderecha

La noticia de la detención causó la indignación de activistas de extrema derecha y de varios políticos del país hebreo. En señal de protesta, decenas de manifestantes, incluidos miembros de la Knéset —Parlamento de Israel— irrumpieron en la base de Sde Teiman y permanecieron allí durante varias horas.

Zvi Succot, del partido ultranacionalista Sionismo Religioso, quien estaba entre los que asaltaron la base, declaró que no se puede «investigar a los soldados antes de investigar a los que fallaron» en evitar el ataque del movimiento palestino Hamás del pasado 7 de octubre.

Mientras, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, condenó a través de un mensaje de video el arresto de los reservistas, diciendo que «los soldados de las FDI merecen respeto» y no deben ser tratados como «criminales». «Quite las manos de nuestros heroicos guerreros», dijo dirigiéndose a la abogada general militar Tomer-Yerushalmi.

Por su parte, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, criticó la irrupción de los activistas en la base, al afirmar que «incluso en momentos de ira, la ley se aplica a todos«. «Debemos permitir que las partes autorizadas lleven a cabo las investigaciones necesarias, manteniendo al mismo tiempo la dignidad de nuestros soldados», insistió.

Toma de una segunda base militar

A pesar de que la noche del lunes el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el jefe del Estado Mayor de las FDI, teniente general Herzi Halevi, y el presidente del país, Isaac Herzog, condenaron el asalto de la base de Sde Teiman y llamaron a la calma, unas horas más tarde una turba de ultranacionalistas irrumpió en la base de Beit Lid, localizada en el centro del país, adonde fueron llevados los soldados detenidos.

Algunos de los manifestantes llevaban uniformes de las FDI, cubrían sus caras y portaban armas de fuego. La parlamentaria Tally Gotliv, miembro del partido Likud, del primer ministro Netanyahu, estuvo presente en la manifestación. Horas antes, la política avisó a sus seguidores de que los sospechosos estaban siendo interrogados en la base de Beit Lid y les instó a dirigirse al lugar para protestar.

Según Haaretz, unas 200 personas participaron en el asalto. Decenas lograron entrar en las instalaciones del tribunal militar de la base y llamaron «traidores» a los policías militares que les intentaron detener, exigiendo la liberación de los nueve reservistas detenidos.

«Al borde de la anarquía»

Después de que la protesta fuera dispersada, el jefe del Estado Mayor de las FDI llegó este martes a la base de Beit Lid con el fin de asegurarse «de que no ocurra nada más grave». «La llegada de alborotadores y los intentos de entrar en las bases es un comportamiento grave, contrario a la ley, que está al borde de la anarquía y perjudica a las FDI, la seguridad del Estado y al esfuerzo bélico», recoge la prensa local su comunicado.

Por su parte, el ministro de Defensa calificó «la intrusión de civiles en las bases de las FDI» de «un acontecimiento grave que daña gravemente la democracia israelí y le hace el juego a nuestro enemigo durante la guerra». En este sentido, Gallant indicó que las FDI cuentan con su total respaldo como ministro de Defensa «para tomar medidas y actuar de inmediato para evitar la entrada de ciudadanos no autorizados» a sus instalaciones.

A pesar de ello, varios políticos del país hebreo siguen echando leña al fuego y animando a los ciudadanos a protestar con declaraciones controversiales. Así, Hanoch Milwidsky, diputado del Likud, aseveró que ve legítimo «insertar un palo en el recto» de presos palestinos si lo hacen soldados de las FDI.

 

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