Estados Unidos se opuso a un impuesto mínimo a las 3.000 personas más ricas del mundo, iniciativa apoyada por Brasil, que ostenta la presidencia del G20.
Los ministros de Finanzas de las 20 principales economías del mundo no lograron ponerse de acuerdo para aprobar un impuesto global a los multimillonarios, pero prometieron seguir discutiendo la idea.
En una reunión en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, los ministros de los países del G20 acordaron la necesidad de trabajar juntos para gravar a los individuos más ricos del mundo, una de las prioridades para el Gobierno de Brasil, que ostenta este año la presidencia rotatoria del organismo.
Según un borrador del comunicado, al que tuvo acceso Politico, se iniciará un «diálogo sobre una tributación justa y progresiva, incluida la de las personas con un patrimonio neto muy elevado«. «Con pleno respeto a la soberanía fiscal, buscaremos colaborar de manera cooperativa para garantizar que las personas con un patrimonio neto ultraalto paguen impuestos de manera efectiva», se afirma en una declaración separada sobre cooperación fiscal internacional.
Acuerdo incompleto
Si bien el ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, calificó el acuerdo de «histórico», el comunicado final no incluirá una declaración de apoyo a un impuesto del 2% a los 3.000 multimillonarios más ricos del mundo como esperaba el país suramericano.
«Algunos individuos controlan más recursos que países enteros», indicó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en una conferencia de prensa previa el miércoles. «Nunca tantos han tenido tan poco y tan pocos han concentrado tanta riqueza. El hambre es la más degradante de las privaciones humanas. Es un ataque a la vida, un ataque a la libertad», agregó.
Oposición de EE.UU.
La propuesta, que podría recaudar alrededor de 250.000 millones de dólares al año a nivel mundial, enfrentó resistencia de algunos miembros del grupo, entre ellos el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, y la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen.
La alto cargo estadounidense expresó que su país «no ve la necesidad ni realmente piensa que sea deseable tratar de negociar un acuerdo global sobre eso«.