La alianza militar busca crear nuevas aeronaves multifunción destinadas a reemplazar las que actualmente se encuentran en servicio.
La Agencia de Apoyo y Adquisiciones de la OTAN (NSPA, por sus siglas en inglés) anunció este viernes que ha otorgado contratos a las empresas Airbus Helicopters, Lockheed Martin Sikorsky y Leonardo para que lleven a cabo estudios conceptuales paralelos destinados a desarrollar nuevos helicópteros militares.
Los tres contratistas realizarán sus investigaciones en el marco del programa ‘Capacidad de los Helicópteros de Próxima Generación’ (NGRC, por sus siglas en inglés), con el que la OTAN busca crear helicópteros multifunción de clase media destinados a reemplazar a las aeronaves de este tipo que actualmente se encuentran en servicio.
Según la NSPA, numerosos helicópteros multifunción operados por miembros de la alianza militar que fueron diseñados en el siglo pasado llegarán al final de su vida útil en 2035.
La adjudicación de los nuevos contratos marca el inicio formal de la línea de trabajo del ‘estudio conceptual número 5’ del NGRC, en el marco del cual los tres fabricantes deben investigar «posibles conceptos de plataformas integradas» que puedan cumplir con los requisitos de los helicópteros de próxima generación de la OTAN.
El portal Breaking Defense explica que, aunque la organización no ha revelado el monto exacto de los contratos, los documentos de licitaciones anteriores precisaban que cada uno de ellos está valorado en alrededor de 6,2 millones de dólares.
Por su parte, el sitio The War Zone indicó que la OTAN especifica algunos de los requisitos que la propuesta ganadora debe tener. Según un documento del NGRC de 2021, entre las condiciones de la alianza figuraba que el costo del vuelo no superase los 38,05 millones de dólares, mientras que el costo por hora de vuelo debía rondar los 5.400 dólares, sin llegar a superar los 10.870 dólares.
La iniciativa del programa NGRC, que comenzó en 2022, incluye a Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Reino Unido y Canadá,mientras que Estados Unidos y España actúan actualmente como observadores.