Aislarán a un voleibolista que compite en los JJ.OO. que fue condenado por violar a una menor

El holandés Steven van de Velde, de 29 años, hará su debut este domingo. Sin embargo, se alojará aparte y no hablará con la prensa durante su estancia en París.

Steven van de Veld, un voleibolista holandés que competirá en los Juegos Olímpicos de París que fue condenado por violar a una menor, permanecerá fuera de la Villa Olímpica y no hablará con la prensa. La decisión se produce en medio de la creciente atención mediática en torno a su presencia en el evento deportivo y el reproche de varios grupos de activistas que habían exigido al Comité Olímpico Internacional (COI) que prohibiera la participación de agresores sexuales.

Pieter van den Hoogenband, jefe de misión del Comité Olímpico Holandés (NOC, por sus siglas en inglés), citado esta semana por el portal deportivo The Athletic, afirmó que aislarlo mientras permanece en París era necesario. El propio Van de Velde sabía que lo de su delito sexual volvería a ser tema de discusión. «Entiendo que esto podría atraer la atención de los medios internacionales en vísperas del mayor evento deportivo del mundo», afirmó, citado por el diario en línea holandés NU.

«[Steven] no le va a restar importancia. Tenemos que respetarlo y ayudarlo como miembro del equipo para que pueda rendir al máximo», dijo Van den Hoogenband respecto a las condiciones para su participación. Estas medidas, que incluyen ser supervisado, fueron consultadas con el propio voleibolista. Incluso, a petición propia, aceptó alojarse aparte, informó la semana pasada el NOC.

«Por el bien de los implicados, no se harán más anuncios al respecto. Con esto, el NOC espera contribuir, en la medida de lo posible, a crear la paz para todos los participantes en los Juegos», señaló el organismo.

Indignación

Van de Velde y su compañero de equipo, Matthew Immers, harán su debut olímpico este domingo por la mañana en una cancha de arena cerca de la Torre Eiffel, pese a una petición lanzada en la plataforma Change.org para descalificarlo y que ya ha conseguido más de 92.000 firmas. La organización Survivors Trust, que apoya a las víctimas de violencia sexual, considera que la inclusión del holandés es una muestra de la «impactante tolerancia» hacia el abuso infantil. Al mismo tiempo, la ONG Army of Survivors opina que a ningún atleta condenado por ese delito debería dársele la oportunidad de competir en unos olímpicos, a pesar de sus justificaciones, recoge The Athletic.

Sin bien se reconoce el carácter sensible de la participación del voleibolista en el evento, el NOC y la Asociación Holandesa de Voleibol (Nevobo) resolvieron que merecía una segunda oportunidad, ya que consideran «nula la posibilidad de su reincidencia». «No ha habido motivos para dudar de él desde su regreso. Lo apoyamos plenamente, a él y a su participación en París, que él y Matthew se han ganado», dijo la (Nevobo) el mes pasado.

«Steven ha cometido un gran error. Nosotros también lo creemos, que quede muy claro […] Lo que Steven ha hecho no puede justificarse. Steven sabe que la gente lo juzga por eso. Él no huye de eso», aseveró Michel Everaert, director general de la Nevobo, señalando que «no existe base legal» para excluirlo.

«No soy un monstruo sexual»

Steven van de Velde, de 29 años, mantuvo relaciones íntimas con una niña de 12 años, a la que conoció en las redes sociales siendo consciente de su edad. Los hechos ocurrieron en 2014 en el Reino Unido, donde la legislación considera cualquier contacto sexual con un menor como una violación, independientemente de su consentimiento. Fue condenado a cuatro años de prisión en 2016. Sin embargo, fue extraditado a su país, donde la sentencia se redujo y fue liberado a principio de 2017. Medios británicos calificaron al holandés de «monstruo sexual», dijo su abogada, Linda Strudwick.

En una entrevista ese mismo año, Van de Velde asumió la culpa de todo y dijo que eso nunca debería haber sucedido. «Me han tachado de monstruo sexual, de pedófilo. No lo soy, en serio que no», añadió entonces. Después de su liberación recibió orientación profesional a petición propia. «No puedo revertirlo, así que tendré que sufrir las consecuencias. Fue el mayor error de mi vida», asevera.

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