Crece el número de demócratas que quieren que todos sus correligionarios, desde los congresistas, hasta el clan Obama, hinquen la rodilla y le pidan al presidente, Joe Biden, que abandone su intento de renovar su ‘contrato’ como inquilino de la Casa Blanca.
Quieren quitarlo con su clásico método democrático: por todos los medios.
Movimiento ‘demócratas indignados’
Medios estadounidenses han informado en este sentido que hasta diez demócratas de alto rango han discutido la posibilidad de que Biden retire su candidatura por su gran incapacidad de derrotar a Donald Trump. «Todos aquellos que no se llaman Biden», o que no reciben dinero del presidente, reconocen «el profundo hoyo en el que se encuentra», disparó furibundo un demócrata que lleva tiempo hablando con funcionarios.
Pero Biden no se entrega. En una entrevista que concedió a la cadena MSNBC, el mandatario norteamericano expresó: «La conclusión es que no nos vamos a ninguna parte. Yo no me voy a ninguna parte. No me presentaría si no creyera absolutamente que soy el mejor candidato para vencer a Donald Trump en 2024».
Envalentonado, Biden aprovechó para enviar un mensaje a las élites del Partido Demócrata, entre las que en las últimas semanas se ha hablado cada vez más de la necesidad de sustituirlo. «Me siento muy frustrado por las élites, (…) por las élites del partido que ‘saben mucho más’. Si alguno de ellos cree que no debo presentarme, que se presente contra mí.
Adelante, desafíenme en la convención», retó Biden.
Esta postura de Biden es una fuga hacia adelante, según el analista de medios Paco Arnau. «[Biden] no está en condiciones de enfrentarse a Trump. (…) Después del ‘espectáculo’ que dio en el último debate televisivo con Trump, ¿cómo podría ser esa campaña electoral? Los que han dado dinero [a la campaña del mandatario] –porque la política norteamericana se basa en ese tipo de corrupción, es decir, los candidatos que tienen posibilidades de llegar, es porque tienen dinero donado por particulares–, pues están viendo que han hecho una mala inversión», concluye Arnau.