López Obrador presume fortaleza del peso mexicano en la recta final de su Gobierno

El mandatario destacó que es la primera vez en más de 50 años que no hay devaluación en el país latinoamericano.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presumió este martes que una de las principales herencias que le dejará a su sucesora, la presidenta electa Claudia Sheinbaum, es la fortaleza del peso.

«La economía está muy bien en el país. Es de los países con las finanzas más sanas en el mundo», explicó el mandatario durante una conferencia de prensa en la que destacó que hace más de 50 años que no se registraba una estabilidad en el tipo de cambio.

«Es el primer Gobierno desde 1970 en el que no hay devaluación del peso», destacó al recordar que durante su gestión el valor del dólar bajó de 20.30 a 18.70 pesos.

También reconoció que, después de las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio, hubo «cierto nerviosismo» en los mercados que elevaron el costo de la divisa hasta los 18.70 pesos, pero después bajó 30 centavos.

«Ayer todavía era la moneda más apreciada en el mundo en relación con el dólar, es un fenómeno», afirmó al mostrar una tabla comparativa a escala internacional.

Historia

Según los datos que presentó el mandatario, entre noviembre de 2018 y julio de 2024, el peso mexicano se apreció en un 9,8 %, en tanto que el franco suizo ocupa el segundo lugar con el 9,5 %. Son las dos únicas monedas que no se devaluaron durante este periodo.

Al hacer un recorrido histórico, López Obrador precisó que el expresidente Miguel de la Madrid (1982-1988) dejó una hiperdevaluación del 4.462 %.

Con Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), la devaluación fue del 47,6 %; con Ernesto Zedillo (1994-2000), se disparó un 187,6 %; y con Vicente Fox (2000-2006) alcanzó un 21 %.

Por último, Felipe Calderón (2006-2012) dejó una devaluación del 26,8 %, mientras que con Enrique Peña Nieto fue del 56,5 %.

López Obrador explicó que tener un peso fuerte ayuda porque representa un mensaje de confianza para los inversores.

Sin embargo, reconoció que tiene un costado negativo, ya que afecta a los exportadores, al sector turismo y a los ciudadanos que reciben remesas en dólares.

 

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