El presidente de Francia activó el modo seducción para aspirar a una remontada épica que las encuestas parecen sepultar.

París, 25 junio. Con el oficialismo francés contra las cuerdas de cara a las elecciones legislativas del domingo, el presidente Emmanuel Macron activó el modo seducción para aspirar a una remontada épica que las encuestas parecen sepultar.

A solo cinco días de unos comicios anticipados concebidos por el mandatario para superar la crisis política imperante, todo apunta a que el panorama después del 7 de julio, fecha de la segunda ronda, será aún más incierto para un jefe de Estado que de la mano de los conflictos en Ucrania y el Oriente Próximo pretendía erigirse en el principal líder europeo.

Por estos días incluso se baraja en los medios y las redes sociales la hipótesis de su renuncia con casi tres años de gobierno todavía por delante, un escenario que el jefe del Elíseo descarta enfáticamente.

El fin de semana, Macron envió una carta a los franceses, publicada en la prensa regional, con un llamamiento desesperado a votar por su campo en las legislativas que convocó tras disolver la Asamblea Nacional el 9 de junio, en reacción a la amplia victoria de ese día del partido de extrema derecha Agrupación nacional (RN) en las europeas.

Nuestra propuesta es la mejor para el país, la que protege a los franceses y los prepara para el futuro; es la única que puede enfrentar a los extremos, de derecha y de izquierda, alegó en su misiva.

La víspera el presidente fue incluso más allá en un podcast, al afirmar que los extremos podrían conducir a una guerra civil, propósito duramente criticado desde la oposición, en la que lo acusaron de jugar la carta del miedo para revertir un resultado que sondeo tras sondeo tiende a confirmarse.

Todas las encuestas otorgan ventaja a RN, con al menos un tercio de las intenciones de voto, pese a las preocupaciones que la mitad del electorado expresa ante la eventual llegada al poder de la extrema derecha, con un programa tildado por muchos de racista, anti-inmigrante y retrógrado, aunque también muchos lo ven como una solución a los males.

Detrás de la fuerza política liderada por Marine Le Pen, los estudios de opinión sitúan al bloque de izquierda Frente Popular (27-29 por ciento), integrado por socialistas, insumisos, comunistas y ecologistas, mientras el partido gobernante Renacimiento y sus aliados marchan relegados (20).

La batalla está planteada por la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, al menos 289 de sus 577 diputados, ya que la tradición republicana indica que su poseedor debe contar con el puesto de primer ministro.

Por lo tanto, no es difícil entender la cruzada de Macron y su empeño en atraer votantes, ya que un triunfo de RN o del Frente Popular impondría una cohabitación en el poder bien incómoda y bien rara desde 1968, cuando comenzó en suelo galo la Quinta República.

Las proyecciones sugieren que la extrema derecha rozará la mayoría absoluta, casi triplicando sus escaños en relación con la disuelta legislatura, al pasar de 89 hasta 260 o 280 diputados.

Incluso una mayoría relativa sería muy problemática para el oficialismo, que según las encuestas quedaría con apenas un centenar de curules, de los 260 que tenía, exponiendo a Macron a mociones de censura que derribarían con relativa facilidad al primer ministro que designe.

El comentario del jefe de Estado sobre la guerra civil desató desde anoche polémica, y en la mañana de este martes Le Pen, su rival en el balotaje de las últimas dos presidenciales (2017 y 2022), lo calificó de poco creíble.

También el candidato a primer ministro por la extrema derecha, Jordan Bardella, criticó esas palabras, tras advertir que un presidente de la República no debería decir lo que dijo.

Por su parte, el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, acusó al mandatario de estar siempre listo para “crear fuegos”, y el primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, manifestó que resulta imperdonable que el mandatario ponga en un mismo saco a la extrema derecha y a la izquierda.

Nosotros defendemos una República ecológica y social, mientras la extrema derecha quiere revisar principios fundamentales como el derecho de suelo (acceso a la nacionalidad francesa para los hijos de extranjeros que nacen en territorio galo), precisó Faure.

Jornadas tensas se vislumbran, con la peor parte para Macron, si las urnas, a las que están llamados casi 50 millones de franceses, confirman los números de las encuestas.

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