Las ‘puertas del infierno’ de Siberia se abren más y más, ¿por qué es preocupante?

Un enorme cráter en la región habitada más fría del planeta sigue ‘tragando’ tierra congelada y en pocos años podría engullir por completo un valle cercano.

Una enorme cavidad en el permafrost está creciendo más rápido de lo esperado en la república rusa de Sajá (Yakutia), en Siberia, amenazando con expulsar carbono orgánico en volúmenes gigantescos, informa la revista Vokrug Sveta.

Descubierto en los años 60 del siglo pasado, el cráter de Batagaika apareció en el llamado ‘termokarst’, una accidentada superficie de hondonadas pantanosas y pequeñas colinas formadas debido al deshielo del permafrost. El lugar está ubicado en el distrito de Verjoyansk, conocido por ser la zona habitada con temperaturas más bajas del mundo.

La gigantesca cavidad, cercana al río Batagay, de donde toma su nombre, está considerada como la más grande del mundo en zonas de permafrost, ocupando una superficie de 87,6 hectáreas, y muy pronto fue apodada como la ‘puerta siberiana al infierno’.

Recientemente, se descubrió que el cráter de Batagaika está creciendo año a año más rápido de lo esperado, tanto en extensión como en profundidad, según un nuevo estudio publicado por un equipo de investigadores de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú y de la rama siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia.

La abertura surgió y empezó a crecer cuando se taló el bosque en esa zona en los años 60. Tras quedarse una enorme superficie sin esa cobertura, el permafrost comenzó a derretirse y la tierra empezó a hundirse. A ello también contribuyeron los desbordes de ríos cercanos y las inundaciones.

Desde entonces, el proceso ha sido continuo: cuanto más hielo se descongela en el fondo de la depresión, más carbono se libera a la atmósfera y más área de permafrost se abre al aire más cálido. Debido a ello, la tasa de derretimiento también está aumentando y la ‘puerta de infierno’ siberiana se está expandiendo cada vez más rápido.

La escala y velocidad del proceso son tan vertiginosas que la cavidad ‘traga’ alrededor de un millón de metros cúbicos de superficie al año, según un artículo de la revista científica Geomorphology.

¿Por qué es peligroso?

Según los expertos, este ritmo de expansión significa que el valle adyacente al cráter podría ser absorbido en las próximas décadas. Esto significaría problemas no solo para el río Batagay, sino también para el más grande río Yana, del cual es afluente. Los geólogos ya han registrado cambios en el nivel del agua en los lechos de ambos ríos y erosión costera debido al derretimiento del hielo dentro del permafrost.

Además, la expansión de la depresión conlleva la liberación de gases de efecto invernadero que han estado retenidos por el permafrost durante al menos varios siglos. En los últimos años, las temperaturas de la zona han sido más altas de lo habitual y los climatólogos registran constantemente nuevos récords de calor.

La liberación de miles de toneladas de carbono orgánico provocará un calentamiento climático aún mayor, acelerando en consecuencia el derretimiento.

¿Cómo terminará el proceso?

Los científicos predicen que las altas temperaturas continuarán en los próximos años, al igual que las tasas del derretimiento del hielo. Afortunadamente, el cráter no puede expandirse para siempre. Se espera que se topará con un lecho de roca en el fondo y su proceso de crecimiento en profundidad se detendrá, pero la depresión seguiría ampliándose en longitud.

Sin embargo, ese crecimiento también estaría limitado por la proximidad de un lecho de roca situado a unos 550 metros por encima de la pendiente de la falla.

 

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