Para el mandatario de Ecuador, las afinidades ideológicas parecen jugar un papel secundario.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, reveló admiración por un líder izquierdista latinoamericano y profirió críticas hacia otros homólogos de la región con los que son visibles sus afinidades ideológicas, según consta en un artículo aparecido este lunes en la revista The New Yorker, en el que se recogen varias entrevistas que le realizara el periodista estadounidense Jon Lee Anderson.
Anderson relata que al consultar a Noboa «con qué líder latinoamericano se sentía más alineado, él sonrió y dijo: Lula», una respuesta que el comunicador calificó como «inesperada», dado que tanto en Brasil como en el extranjero «Lula es desde hace mucho tiempo un emblema de la izquierda».
Según explicara el jefe de Estado ecuatoriano, conoció a Lula hace una década y media, en un encuentro de «líderes empresariales padre e hijo» que organizara en su día el magnate mexicano Carlos Slim. En su decir, le impactaron «su olfato político y su capacidad para impulsar una agenda».
Los criticados
Su entusiasmo no se extendió a su colega de Chile, Gabriel Boric, a pesar de que son contemporáneos. Anderson refiere que cuando mencionó el nombre, Noboa se limitó a contestar que «parece estar bien», aunque su gestión se habría visto paralizada por la influencia de lo que el periodista sintetizó como «socios de la coalición de extrema izquierda». «No es un problema que yo tenga», recalcó el gobernante de Ecuador.
Peor suerte corrió el colombiano Gustavo Petro, a quien tachó directamente de «snob de izquierda», por la costumbre de dar conferencias en lugar de abrir conversaciones. «Es inteligente, pero no logra hacer nada», consideró.
Empero, serían los mandatarios Javier Milei (Argentina) y Nayib Bukele (El Salvador) los que recibirían los dardos más afilados de Noboa. Del primero dijo directamente: «No sé por qué piensa que es tan genial. No ha logrado nada desde que asumió la presidencia. Parece muy engreído, lo cual, en realidad, es muy argentino».
Anderson comenta que ya había sido advertido por «un colaborador cercano» de Noboa de que el presidente de Ecuador no veía con buenos ojos las comparaciones con Bukele, a pesar de que su política de «mano dura», sustentada en la militarización de la seguridad y la construcción de megacárceles para alojar a miembros de la delincuencia organizada, guarda estrecha similitud con el enfoque que adoptó el salvadoreño para atajar el problema de las pandillas.
«El tipo es arrogante y sólo busca controlar el poder para sí mismo y hacer rica a su familia», replicó Noboa a Anderson en cuanto nombró a Bukele. En opinión de Noboa, tradicionalmente unas pocas familias fueron las grandes propietarias en el país centroamericano «y ahora están los Bukele».
Anderson mencionó que el líder salvadoreño se autodenominó como «el dictador más genial del mundo», frente a lo cual Noboa sonrió y declaró: «Sí, en un país del tamaño de Guayas», una provincia de mediano tamaño de Ecuador.
Para Daniel Noboa, la diferencia radical vendría dada por la legitimidad de su política de seguridad: «Lo que hice fue enteramente democrático. Le pregunté al poder legislativo y al poder judicial cuando declaré mi guerra. Tuve el respaldo de los tres poderes para hacerlo», argumentó.