Pedro Sánchez abre la puerta a la financiación «singular» de Cataluña

Las razones detrás de esta apertura se encuentran en los resultados de las elecciones catalanas, donde el el Partido Socialista de Cataluña fue la fuerza más votada.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha abierto la puerta al desarrollo e implementación de una financiación «singular» para Cataluña, según afirmó en una entrevista publicada en La Vanguardia el domingo.

Las razones detrás de esta apertura se encuentran en los resultados salidos de las urnas en las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo, donde el Partido Socialista de Cataluña (PSC) y su candidato, el exministro de Sanidad Salvador Illa, fueron la fuerza más votada, pero necesitan del apoyo del partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para conseguir ser investido presidente del Gobierno de la región.

El acercamiento a ERC se entiende en esa clave, donde el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), del presidente Pedro Sánchez, debe mantener un difícil equilibrio, toda vez que también necesita del apoyo de ERC para sacar adelante la legislatura.

¿En qué consiste esa financiación «singular»?

Sánchez afirmó que esa financiación «singular» que reclaman los republicanos para Cataluña «es factible». «Es compatible mejorar el sistema de financiación autonómica desde el plano multilateral y al mismo tiempo articular una financiación singular para un territorio tan importante como Catalunya», sostuvo.

El presidente no dio más detalles ni concreciones sobre en qué consistirá esta propuesta, si bien se remitió a lo firmado en el acuerdo para su investidura entre las dos formaciones políticas.

En ese acuerdo se recogían dos anexos, uno sobre el traspaso de la gestión de las líneas de ferrocarril y otro sobre la mejora de la financiación, donde se hablaba de «gestión singular».

En ese segundo anexo se mencionaba un aumento de la Policía regional catalana de 3.379 agentes, la gestión de las prisiones y el reemplazo de más de 1.300 jubilaciones, la transferencia de financiación para investigación o el compromiso de proporcionar montos para inversión pública proporcionales al peso de la economía de Cataluña en el conjunto del Estado.

En su mayoría se trata de competencias que la mayoría de regiones del país, las que pertenecen al régimen general, no tienen. Sí las tienen el País Vasco y Navarra, que tienen una consideración diferente, tanto a nivel de financiación como en otras cuestiones, reconocida en la propia Constitución.

¿Qué quiere ERC?

Desde ERC ya se ha admitido que la clave para llegar a un acuerdo está en la financiación, pero es probable que en estas nuevas negociaciones no se conformen con lo recogido en el acuerdo de investidura de Sánchez.

Su propuesta es mucho más ambiciosa y pretende que el Gobierno catalán recaude todos los impuestos que se generen en Cataluña y ceder una parte al Estado para abonar los servicios que realiza la administración central. Además, se propone añadir otra cantidad, a modo de cuota de solidaridad, destinada a paliar la brecha de las regiones más pobres.

¿Peligro de repetición electoral?

La llave de la legislatura que comienza ahora en Cataluña está en manos de ERC. Hasta ahora se encontraba en el Gobierno, pero tras los comicios dejó escapar votos hasta quedar relegada a la tercera posición, por detrás de PSC y de Junts per Catalunya, el partido del expresidente Carles Puigdemont.

Ahora hay de plazo hasta el 25 de agosto para conseguir la investidura de un presidente. El principal candidato es Illa, que necesita del apoyo de ERC en primera vuelta o de su abstención en segunda, toda vez que también cuenta con el respaldo de los Comunes.

La otra posibilidad es la reelección de Puigdemont, que lo tiene mucho más difícil, porque además del apoyo de ERC, necesita de la abstención del PSC, algo que los socialistas ya han descartado reiteradamente.

Si el acuerdo no llega, en uno u otro sentido, Cataluña se vería abocada a una repetición electoral. Si bien, se trata de un escenario que no sería nada favorable para ERC, ante la perspectiva de tener aún un peor resultado electoral.

¿Cuáles son las implicaciones en la política nacional?

El acuerdo en Cataluña tiene su reflejo en la política nacional. Pedro Sánchez fue investido presidente con el apoyo de las dos fuerzas independentistas catalanas, ERC y Junts.

Si bien un acuerdo con ERC en torno a la financiación puede abrir a los socialistas las puertas del gobierno catalán y mantener su respaldo en el Congreso de los Diputados, más difícil es el equilibrio con Junts.

El partido de Puigdemont se muestra más beligerante y se temen represalias en el caso de que el expresidente catalán no logre volver al poder en la región. Aunque no se sabe hasta qué punto estaría dispuesto a llegar, porque dejar caer ahora al Gobierno de Sánchez y propiciar un adelanto electoral de ámbito estatal, podría dar paso a un Gobierno de derecha y ultraderecha, mucho menos proclive a negociar con el independentismo.

En el foco también están los Presupuestos Generales del Estado para 2025. La tramitación de los de 2024 decayeron cuando se decretó el adelanto electoral en Cataluña y tuvieron que prorrogarse los del ejercicio anterior. Ahora la intención es presentar unas nuevas cuentas en septiembre, pero, como el resto de las iniciativas legislativas, necesitan del concurso de ERC y Junts para salir adelante.

¿Cómo reaccionará la oposición?

Se espera que la propuesta de financiación «singular» sea un nuevo filón a explotar por la oposición del conservador Partido Popular (PP) y la ultraderecha de Vox, aunque también se vislumbra que no durará mucho.

Al igual que ocurrió cuando se pactó la cancelación de parte de la deuda que Cataluña tenía con el Gobierno central y que se hizo extensible al resto de las regiones, se estima que sucederá algo similar en esta ocasión.

Entonces las regiones gobernadas por el PP quedaron divididas, porque a muchas de ellas les beneficiaba la propuesta. Ahora, el cambio en el modelo de financiación territorial, que hace años que se considera que no funciona, beneficiará también a muchas de las autonomías en manos populares y puede producir una grieta en la oposición.

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