El canciller noruego y el presidente finlandés consideran aceptable que Ucrania ataque territorios rusos con armas suministradas por países occidentales. El Kremlin, por su parte, ha advertido en repetidas ocasiones de los riesgos de una escalada y de represalias.
«Mientras [los ataques] se realicen en el marco del derecho internacional, no hay ningún problema», declaró el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, en una entrevista concedida a la agencia Kyodo.
Stubb también subrayó que el equipo militar occidental se entrega a Ucrania para su defensa y que «no puede apoyar la idea de restringir el uso» de estas armas.
A su vez, en una conversación con periodistas de la emisora de radio y televisión NRK, el ministro noruego de Exteriores, Espen Barth Eide, comentó que Kiev puede hacerlo «de acuerdo con el derecho internacional».
«Ucrania puede utilizar el armamento recibido de los países de Occidente contra las instalaciones militares vinculadas [a la operación militar especial en Ucrania]», indicó el canciller noruego.
El 30 de mayo, el presidente estadounidense, Joe Biden, autorizó a Ucrania el uso de armamento estadounidense para la acción contrabatería contra objetivos en territorio ruso que amenazan la zona de Járkov. Pero mantuvo la prohibición del empleo de misiles táctico-operativos Atacms y otras armas de fuego de largo alcance.
Esta medida es un reconocimiento abierto de que Occidente está luchando contra Rusia por manos de los ucranianos, destacó al respecto la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova. Además, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró anteriormente que el presidente ruso, Vladímir Putin, y el Ministerio de Defensa ruso saben cómo responder a posibles ataques contra Rusia.
Entre los aliados occidentales de Kiev, que han multiplicado las entregas de armas a Ucrania desde el inicio de la operación militar especial, no existe plena unidad en cuanto a las restricciones de su uso. Sputnik elaboró una muestra representativa de las potencias occidentales, que sugieren usarlas para ataques en la profundidad del territorio ruso.