Las altas temperaturas en México en estos días han llegado a máximos históricos. El escenario luce sombrío: sequía, apagones, bajo nivel de agua en presas y embalses, incendios forestales… Sin embargo, esto todavía no configura un escenario catastrófico, aunque podría serlo en unos años, alertan científicos consultados por Sputnik.
Si no se toman acciones y se enfrenta el fenómeno de una manera integral por parte de las autoridades, es posible que las altas temperaturas en México afecten el rendimiento en la producción de alimentos y se propaguen las enfermedades, asegura la doctora Cecilia Conde, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM (ICAyCC).
«Estamos en una situación de emergencia, pero todavía no catastrófica (…) Estamos en ese camino [hacia algo más peligroso]», advierte la experta.
«En estos momentos la gente tiene que estar muy alerta. Las noticias sobre calor extremo y sequía se conjuntan; hay un uso excesivo de la energía eléctrica. La gente debe saber que, aunque tenga los recursos económicos para desperdiciar agua o dejar encendida la televisión, es momento de disminuir el exceso y desperdicio de recursos energético e hídricos», dice la especialista.
«Puede ser un primer paso para actuar de forma local pensando en algo global; este es el momento de no asociar bienestar con desperdicio, sino bienestar con bien común», explica Conde.
En las dos últimas semanas de mayo, grandes zonas de México, entre ellas la Ciudad de México, experimentaron las mayores temperaturas registradas en la historia del país latinoamericano. Por ejemplo, el 27 de mayo tuvo lugar la tercera onda de calor de la temporada sobre México, con temperaturas superiores a 45 grados Celsius en 19 de los 32 estados del país. En la Ciudad de México la temperatura registró 35 grados, algo histórico.
México experimentó el ritmo de calentamiento más rápido de la región, alrededor de 0,3 °C por decenio, entre 1991 y 2023, señala el informe publicado el pasado 8 de mayo.
«Desafortunadamente, 2023 fue un año en el que los peligros climáticos batieron récords en América Latina y el Caribe», declaró la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo.
«Durante el segundo semestre de 2023, las condiciones asociadas al episodio de El Niño impulsaron los registros de calor hasta niveles sin precedentes y exacerbaron numerosos fenómenos extremos. Este hecho se sumó al aumento de las temperaturas y al incremento de la frecuencia e intensidad de los peligros causados por el cambio climático debido a la actividad humana», afirmó.
«El huracán Otis se intensificó rápidamente antes de tocar tierra. Azotó la ciudad mexicana de Acapulco como devastador huracán de categoría 5 y ocasionó decenas de víctimas mortales y daños valorados en varios miles de millones de dólares. Las crecidas sumieron en la miseria a muchas partes de la región. La intensa sequía redujo el nivel de las aguas del río Negro, a su paso por Manaos (Amazonia brasileña), a su mínimo histórico en más de 120 años de observaciones, y perturbó gravemente el paso de las embarcaciones a través del Canal de Panamá», explicó Celeste Saulo.