Los líderes de Alemania y Suecia rechazaron los aranceles enormes anunciados por EEUU contra los coches eléctricos chinos. Así lo asentaron en una rueda de prensa en Estocolmo en momentos en que la Comisión Europea anunció una investigación sobre los subsidios chinos a los automóviles eléctricos el año pasado.
El ‘precio del deber’
Este otro nuevo capítulo de una película que podría llamarse ‘Las últimas pataletas del hegemón’, Washington anunció que aumentaría los aranceles sobre importaciones procedentes de China por un valor de 18.000 millones de dólares, disparando contra sectores estratégicos como baterías, acero, minerales críticos y coches eléctricos. Precisamente la tasa arancelaria sobre los vehículos eléctricos se cuadriplicará, llegando al 100% este año.
En este sentido, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, se reunió en Francia hace unas semanas con el presidente chino, Xi Jinping, y avisó que había «dejado claro que los actuales desequilibrios en el acceso al mercado no son sostenibles y deben abordarse».
«China actualmente fabrica, con subsidios masivos, más de lo que vende debido a su propia demanda interna débil. Esto está generando un exceso de oferta de bienes chinos subsidiados, como vehículos eléctricos y acero, lo que conduce a un comercio injusto», dijo.
Pekín ha reaccionado indignado a lo que llama «proteccionismo» de la UE y negó que hubiera algún problema de exceso de capacidad china. La posibilidad de aranceles europeos ha irritado a Alemania, cuyas empresas poseen muchas plantas en China que exportan a Europa.
Entonces, se difundieron datos demoledores para los intereses de empresas europeas. Oliver Zipse, director general de BMW, quien posee importantes inversiones en el gigante asiático —el mercado automovilístico más grande del mundo—, advirtió a la UE que podría «pegarse un tiro en el pie».
Mientras, un reciente estudio de la organización europea Transport & Environment [T&E] mostró que alrededor del 20% de todos los vehículos eléctricos vendidos en la UE el año pasado, unas 300.000 unidades, se fabricaron en China, de los cuales, más de la mitad fueron fabricados por marcas occidentales, incluidas Tesla, Dacia y BMW, que los producen en China para su exportación.
Así las cosas, el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, y el canciller alemán, Olaf Scholz, fueron consultados por la prensa si apoyan el seguidismo de la UE a EEUU de imponer aranceles a los automóviles eléctricos chinos.
«En lo que respecta a los aranceles, estamos de acuerdo en que es una mala idea desmantelar el comercio global», dijo Kristersson el segundo día de la visita de Scholz a Suecia. En tanto, el canciller alemán indicó que la mitad de los vehículos eléctricos importados de China fueron producidos por fabricantes occidentales.
Al subrayar la importancia del comercio entre Occidente y China, Scholz expresó de forma pragmática: «Hay fabricantes europeos y norteamericanos que tienen éxito en el mercado chino y que venden sus vehículos en China, debemos recordarlo».
En opinión de Walter Formento, director del Centro de Investigaciones en Política y Economía [CIEPE], Alemania y Suecia «consideran que el discurso de defensa del mercado interno que tienen las autoridades estadounidenses [sobre los coches eléctricos], es coyuntural y oportunista, que tiene que ver más con el contexto electoral decisivo de este año en EEUU, que con la realidad».