El Reino Unido y sus aliados respaldaron a un corrupto Estado mafioso como es Ucrania y libraron una «guerra de desgaste» contra Rusia, empujándola hacia una alianza con China. Lo afirmó en una entrevista Dominic Cummings, a la sazón, consejero jefe de Boris Johnson hasta finales de 2020 y director de su campaña a favor del Brexit.
Sin pelos en la lengua
Se tenía que decir, y se dijo. Entrevistado por INews, Cummings afirmó que los países occidentales nunca debieron haberse «metido en toda esta estúpida situación en torno a Ucrania». Responsabiliza de esto a los «balbuceos» sobre la adhesión de Ucrania a la OTAN y al hecho de que los políticos occidentales insistieran con el tema después de que Rusia les avisara repetidamente: «No hagan esto o destrozaremos el lugar».
En este sentido, el ministro de Justicia de Ucrania, Denís Maliuska, afirmó a Politico que el nuevo paquete de ‘ayuda’ de Europa a Ucrania, ilegal por utilizar 3.000 millones de euros de los dividendos de los activos rusos congelados de forma ilícita por Occidente, es «casi nada». La queja de funcionario ucraniano surge precisamente en momentos en que Cummings denuncia a Ucrania de ser un Estado corrupto y mafioso. Y es que cabe preguntarse: esa ayuda milmillonaria de Europa para Kiev con dinero ruso, ¿es «casi nada» para quién, o para qué fines?
«En primer lugar, me parece extraño que alguien en el Reino Unido tenga una consideración así, y en segundo lugar, lo que complementa lo que acabo de decir, es una opinión geopolíticamente sensata. Porque, efectivamente, esta es una guerra innecesaria entre pueblos hermanos, que no solamente va a ser muy difícil reparar –va a pasar mucho tiempo hasta que las relaciones entre Ucrania y Rusia vuelvan a encausarse–, sino que era fácil de evitarla», apunta el Dr. en Relaciones Internacionales, Alberto Hutschenreuter, autor del libro ‘El descenso de la política mundial en el siglo XXI’.
«Yo tengo el enfoque relativo con que esta es una guerra que respondió a una suerte de propósito de cuño estratégico que comenzó a elaborarse hace mucho tiempo, que no comenzó después de los sucesos Ucrania–Crimea 2013–2014. No comenzó tampoco en 2008 cuando en la cumbre de la OTAN en Rumania se habilitó el futuro ingreso de Ucrania y Georgia a la Alianza Atlántica. Para mí comenzó en la década de 1990 cuando terminó la Guerra Fría, cuando apareció allí un EEUU triunfante, y se tuvo como idea evitar que en Eurasia surgiera una Rusia, eventualmente fuerte, que eventualmente volviera a desafiar la supremacía de Occidente», concluye el analista.