MINSK — Los países occidentales intentan meter una cuña en las relaciones amistosas entre Rusia y Bielorrusia, manifestó en una entrevista con Sputnik el ministro de Exteriores bielorruso, Serguéi Aléinik.
«Construíamos y construimos esta unión tanto en las buenas como en las malas, como dicen. Por supuesto, partimos de que nuestra unión es realmente única en sí misma, afecta a casi todas las esferas de la vida del Estado y de la sociedad. Es multifuncional y toca prácticamente todos los sectores de la economía y las esferas humanitarias. Y, por supuesto, esta unión es la envidia de algunas personas», dijo Aléinik.
Según el alto diplomático, varios países están estudiando más de cerca la unión, mientras que otros «dicen directamente que les gustaría meter una cuña en estas relaciones y romper estratégicamente las relaciones aliadas que se han construido entre Bielorrusia y Rusia».
«Las declaraciones públicas de muchos políticos lo demuestran con claridad», subrayó el canciller.
Restricciones de la UE
El ministro de Exteriores bielorruso advirtió a la Unión Europea (UE) que su país responderá al aumento de los aranceles a las importaciones de alimentos.
Antes el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, se jactó de que la cúpula política de la UE había aprobado su propuesta de restringir las importaciones de alimentos procedentes de Bielorrusia y Rusia mediante el aumento de los aranceles.
El jefe de la diplomacia bielorrusa aseguró que su Gobierno responderá a esa medida con un embargo a varios artículos industriales y alimentos de la UE. Aléinik insistió en que las decisiones de la UE de elevar los aranceles a los productos agrícolas bielorrusos tendrán una firme respuesta.
«Pero quisiera subrayar el carácter inhumano de las medidas que toman los países occidentales y es que golpean a la cesta humanitaria de alimentos que desde hace siglos estaba fuera de cualquier sanción», apostilló.
Hoy por hoy, denunció, «los socios occidentales cruzaron esta línea».
La UE que aglutina a 27 países europeos viene recrudeciendo su ‘guerra de sanciones’ contra Bielorrusia con distintos argumentos.