La tragedia ha dejado 90 muertos, 132 desaparecidos y más de 200.000 personas que han tenido que abandonar sus hogares.
La tragedia por las fuertes lluvias en el estado brasileño de Rio Grande do Sul no cesa y ya se considera el mayor desastre climático de la historia de esta región. Los muertos suman 90, un número que se cree que aumentará en los próximos días porque hay 132 desaparecidos. Más de 200.000 personas han tenido que abandonar sus hogares.
En un intento de aunar todos los esfuerzos posibles, la Marina de Brasil enviará el mayor buque de guerra de América Latina: el Navío Aeródromo Multipropósito (NAM) Atlántico.
En un comunicado, la Marina explicó que el buque transportará dos estaciones móviles de tratamiento de agua, capaces de producir un total de 20.000 litros de agua potable por hora, para satisfacer parte de la demanda en ciudades que sufren escasez desde la rotura de las presas.
«Para ayudar en el rescate de víctimas varadas y en el transporte de suministros a través de vías fluviales inundadas, el Atlántico transportará ocho embarcaciones medianas y pequeñas, que sumadas a las ocho lanchas rápidas en uso en el estado desde el 30 de abril, aumentarán el contingente de recursos acuáticos proporcionados por la Marina», señaló el organismo.
«Similar a una operación de guerra»
La Marina detalló que se trata de una organización similar a una «operación de guerra», en la que también se están movilizando cuatro navíos, 20 embarcaciones, 12 aeronaves y centenares de militares.
En Porto Alegre, la capital, donde las principales vías de acceso y salida están bloqueadas y el aeropuerto cerrado, se decretó el lunes el racionamiento de agua. Tampoco hay electricidad.
Además, en medio del desastre, las autoridades tuvieron que trasladar a otras penitenciarias a 1.057 presos que estaban en una cárcel que se inundó.
Por otro lado, el infectólogo Ernesto Dornelles explicó a G1 que las aguas que inundan las ciudades son peligrosas porque se unen a las cloacas. «El agua contiene excrementos humanos, hay residuos de heces humanas y no humanas», aseguró.
Los especialistas también alertan que, debido al agua estancada, se espera que proliferen los mosquitos y aumenten los casos de dengue.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este martes en una entrevista que «la tragedia climática» en la región «aún no ha acabado».
Lula anunció el lunes un proyecto de ayuda financiera —que no se contemple en el cálculo del déficit fiscal— y su intención de declarar hasta fin de año el estado de calamidad en el devastado estado.