MOSCÚ — Moscú está seguro de que los responsables de la masacre ocurrida en 2014 en la ciudad ucraniana de Odesa recibirán un castigo justo, declaró la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova. También insistió en que Kiev no había examinado exhaustivamente los hechos, convirtiendo la investigación en una farsa.
«Hoy [2 de mayo], mientras estamos rindiendo homenaje a las víctimas de la sangrienta masacre de Odesa, estamos convencidos de que, tarde o temprano, un castigo justo alcanzará a los autores materiales e intelectuales de este crimen bárbaro, que no tiene plazo de prescripción», señala el comunicado de la diplomática publicado en el sitio web de la Cancillería.
Zajárova expresó su convicción de que en un futuro próximo Odesa se liberará de los nacionalistas y «volverá a ser una ciudad verdaderamente libre, donde viva la gente de diferentes nacionalidades en paz y armonía».
La investigación de la tragedia, que Kiev lanzó bajo la presión de las organizaciones internacionales, se convirtió en una farsa con «una flagrante injerencia de grupos nacionalistas en el proceso judicial», comentó la vocera.
Asimismo, Zajárova agregó que cuando el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llegó al poder en 2019, apareció una esperanza de una investigación justa de lo sucedido debido a las promesas de que «bajo su mando, las normas jurídicas y el principio de inevitabilidad del castigo se respetarían incondicionalmente en Ucrania».
Sin embargo, Zelenski no cumplió con su promesa, lamentó la portavoz de la diplomacia rusa.
En Odesa, después del golpe de Estado en Ucrania en 2014, activistas del movimiento popular ‘Antimaidán’ instalaron tiendas de campaña como señal de protesta.
En la tarde del 2 de mayo comenzaron los enfrentamientos entre los activistas del Antimaidán, por un lado, y los ‘ultras’ del fútbol de Járkov y Odesa, así como los participantes del Euromaidan, por el otro.
La lucha terminó con la destrucción de las tiendas de campaña, tras lo cual los golpistas y nacionalistas prendieron fuego a la Casa de los Sindicatos, en la que se refugiaron los representantes del Antimaidán. Ese día, según los datos oficiales, 48 personas perdieron la vida durante la tragedia y más de 250 resultaron heridas.