‘Canarias se agota’: cuando el turismo crece y se dispara la pobreza

Las Islas Canarias, uno de los mayores destinos turísticos de España, vivió este sábado una jornada de protesta para exigir que se ponga fin al modelo turístico actual.

Las Islas Canarias vivieron el sábado una jornada de protesta histórica. Convocados por una amalgama de plataformas, miles de sus ciudadanos salieron a las calles en sus ocho islas para protestar por el modelo turístico vigente y su repercusión en la calidad de vida de los canarios.

En el archipiélago español, la protesta llevaba semanas gestándose e impregnando incluso el discurso de las fuerzas políticas, que pasaron de ignorarlo o criticarlo, a tomarlo en cuenta, todo un éxito para los participantes.

En total, se calcula que cerca de 100.000 personas concurrieron a las marchas. La más numerosa tuvo lugar en la isla de Tenerife, donde alrededor de 30.000 personas tomaron el centro de su capital, Santa Cruz.

Las pancartas y gritos de los manifestantes ilustran cuáles eran los reclamos: se considera que el modelo turístico actual es depredador a nivel social y medioambiental, porque presiona sobre los escasos recursos de las islas, como los acuíferos, y sobre las condiciones de vida de sus habitantes, con especial incidencia en el problema de la vivienda.

Se reclama la regulación del acceso a la vivienda, el control del alquiler vacacional, la limitación de la compra de casas para no residentes y la implantación de una ecotasa turística que frene la gentrificación a la que se enfrentan, entre otras medidas.

‘Canarias tiene un límite’ y ‘Canarias se agota’ fueron los dos lemas principales que inundaron el archipiélago el sábado. Tras ellos innumerables pancartas en las que se podía leer ‘Esto no es sequía, esto es saqueo’, ‘El paraíso no se hace con cemento’ o ‘El turismo me sube el alquiler’, en un ejercicio de imaginación que recordaba al del 15M de hace ya más de una década.

La protesta canaria se ha dejado sentir también fuera de las islas. En Madrid, frente a la Puerta del Sol llegaban los manifestantes para contribuir a alzar la voz contra el modelo económico de su región. También ha habido concentraciones en otras ciudades de la península, como Málaga, Granada o Barcelona, e incluso fuera de España, en Ámsterdam, Londres y Berlín.

Sueldos de miseria y alquileres por las nubes

Las Islas Canarias constituye el tercer destino turístico del segundo país en el mundo que más viajeros recibe en el mundo.

Sin embargo, el resto de los datos no acompañan a las grandes cifras del sector turístico, que aporta más de un tercio del PIB de la región y aglutina a alrededor del 40 % del empleo directo o indirecto, pero que claramente no ha contribuido a redistribuir la riqueza.

Los sueldos en esta Comunidad Autónoma son los segundos más bajos del país, con una media de alrededor de 1.630 euros al mes; mientras que en desempleo ocupa la tercera posición, con una tasa que supera el 16,2 % según la última Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística (INE).

También se encuentra a la cabeza en inflación, ocupando la segunda posición al superar en tres décimas la media nacional del 3,2 %; mismo lugar que ocupa en tasa de riesgo de pobreza, con el 26,1 %.

En medio de todos estos datos, la gran dificultad, al igual que en el resto de destinos turísticos de masas del país, es el acceso a la vivienda. Con salarios de los más bajos se debe hacer frente al cuarto precio más alto de alquiler por metro cuadrado.

Y de fondo, los problemas medioambientales y de conservación del patrimonio natural, con la región sufriendo la peor sequía de su historia.

Los canarios se sienten desplazados

La población del archipiélago no ha parado de crecer en los últimos años y ya supera los 2,2 millones de habitantes. Sus nuevos vecinos provienen en su mayoría de Alemania, Italia, Reino Unido y suponen ya más del 20 % del total de la población.

Sin embargo, las infraestructuras no han crecido al mismo ritmo, como constata el recurrente problema de la depuración de aguas en todas sus islas.

El turismo, que hace años ocupaba lugares determinados se ha expandido a todo el territorio de las islas, atraído por la proliferación de pisos turísticos repartidos por toda su geografía y masificando hasta el último rincón, a lo que se suma la apuesta por el Gobierno regional por los nómadas digitales.

La población local se siente desplazada, con unos precios de alquiler, lastrados por las viviendas turísticas, realmente desbocados. Los valores para la venta tampoco se quedan atrás y más de un tercio fueron adquiridas por extranjeros.

Sin embargo, mientras la queja por la falta de infraestructuras que mitiguen las emergencias hídrica y energética, así como las carencias en educación o sanidad, en las islas se siguen planificando macroproyectos turísticos, como trenes presupuestados en más de 4.000 millones de euros, un circuito de motor, un nuevo puerto que amenazaría al único santuario de ballenas de la Unión Europea o un nuevo parque temático.

Cambio de modelo

La protesta de este sábado se dirigía contra una miríada de problemas, muchos de ellos de compleja solución, aunque tienen claro por dónde empezar.

Piden la imposición de una tasa turística destinada a proteger y controlar los entornos naturales del territorio, así como una moratoria turística que prohíba la construcción de nuevas plazas hoteleras o vacacionales.

Asimismo, se reclama que se evite que no residentes adquieran viviendas con el único objetivo de especular y que se limite el número de nuevos residentes en las islas ya masificadas.

En este escenario de hartazgo social, se espera que este año se bata el récord de llegada de turistas, según auguran las cifras del primer trimestre y del ejercicio anterior. Así, las 8 islas podrían recibir más de 17 millones de visitantes

Ahora se espera a la respuesta política. Coalición Canaria es la formación que siempre ha estado en el poder, salvo entre 2019-2023, y siempre ha mimado al sector turístico.

El presidente del Ejecutivo regional, Fernando Clavijo, recibió la convocatoria de la manifestación con preocupación, si bien acabó admitiendo que debe reflexionarse sobre el modelo turístico del archipiélago.

«Hay que cambiar cosas, hay que revisar cosas y yo creo que en ese camino estamos todos. Esto es una oportunidad para que hagamos un trabajo serio, rigurosos, científico, y escuchando a los expertos para poder afrontar las modificaciones que tengamos que hacer», afirmó este lunes.

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