Moscú, 17 abr. El proyecto de ley sobre agentes extranjeros en Georgia no tiene nada que ver con Rusia, declaró hoy el portavoz del Kremlin, Dmitiri Peskov.
De hecho, ese proyecto de ley no debería llamarse ruso, pues es una práctica normal de un gran número de estados que están haciendo todo lo posible para protegerse de la influencia externa, de la influencia extranjera en la política interna, dijo Peskov ante la prensa.
Según el vocero, fue Estados Unidos el primero en comenzar a controlar su higiene política interna y quien introdujo esta práctica.
El portavoz señaló que todos los países están tomando medidas de una forma u otra, pero que todos los proyectos de ley tienen el mismo objetivo.
Peskóv, además, dudó que las ideas de «utilizar este proceso político interno como herramienta para provocar sentimientos antirrusos» provinieran del interior de Georgia. «Probablemente vienen de fuera, lo entendemos muy bien. Y estamos atentos a lo que ocurre», añadió.
El 7 de marzo de 2023, el Parlamento de Georgia aprobó en primera lectura un proyecto de ley que obligaba a registrarse como «agentes de influencia extranjera» a las organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y demás entidades que reciban al menos el 20 por ciento de sus fondos desde el exterior.
La iniciativa encendió los ánimos en el país y dio origen a protestas multitudinarias, con decenas de heridos y más de un centenar de detenidos. Tres días después, el Parlamento en segunda lectura votó por mayoría abrumadora en contra de ese proyecto de ley. El pasado 3 de abril, el partido gobernante Sueño Georgiano volvió a introducir la iniciativa en el Parlamento. El texto del proyecto de ley es el mismo que en 2023, pero el término «agente de influencia extranjera» se sustituye por «organización que promueve los intereses de una potencia extranjera».
Quienes se oponen a este proyecto lo califican de análogo a la ley rusa por la introducción del concepto de agente extranjero en la legislación.
A pesar de que Estados Unidos cuenta desde hace muchos años con una ley sobre el registro de agentes extranjeros, los opositores argumentan que la diferencia fundamental es que la ley georgiana se dirige contra los amigos del país.