En un demoledor artículo publicado el pasado 12 de abril por ‘The New York Times’, el legislador y escritor best-seller J.D. Vance cuestiona la política del presidente Joe Biden de seguir buscando armar a Kiev pese a la evidente superioridad rusa.
«El presidente [Joe] Biden quiere que el mundo crea que el mayor obstáculo que enfrenta Ucrania son los republicanos y nuestra falta de compromiso con la comunidad global. Eso no es así», afirma el senador por Ohio y autor del exitoso libro de memorias «Hillbilly elegy».
De acuerdo a su visión, cada vez más compartida por gobiernos de todos los colores políticos y la ciudadanía alrededor del mundo, el mayor problema que enfrenta Ucrania está relacionado a su evidente debilidad militar con respecto a una potencia como Rusia, algo que, argumenta, es algo imposible de remontar, y cualquier intento de seguir extendiendo el conflicto es prolongar la agonía de los ucranianos.
«El desafío de Ucrania no es el Partido Republicano; son las matemáticas. Ucrania necesita más soldados de los que puede desplegar, incluso con sus políticas draconianas de reclutamiento. Y necesita más material del que Estados Unidos puede proporcionarle. Esta realidad debe informar cualquier política futura hacia Ucrania, desde una mayor ayuda del Congreso hasta el rumbo diplomático fijado por el presidente», afirma Vance, quien pasa a explicar el porqué de su voto en contra sobre la más reciente propuesta de destinar 60.000 millones de dólares a Kiev.
«La pregunta fundamental es: ¿cuánto necesita Ucrania y cuánto podemos proporcionarle realmente? Biden sugiere que un suplemento de 60.000 millones de dólares significa la diferencia entre la victoria y la derrota (…). Eso también está equivocado. Estos 60.000 millones de dólares son una fracción de lo que se necesitaría para cambiar el rumbo a favor de Ucrania. Pero esto no es sólo una cuestión de dólares. Fundamentalmente, carecemos de la capacidad para fabricar la cantidad de armas que Ucrania necesita que le suministremos para ganar», argumenta el senador estadounidense.
Y añade: «Consideremos nuestra capacidad para producir proyectiles de artillería de 155 milímetros. El año pasado, el Ministro de Defensa de Ucrania estimó que la necesidad básica del país de estos proyectiles era de más de cuatro millones por año, pero que podría disparar hasta siete millones si esa cantidad estuviera disponible. Desde el inicio del conflicto, Estados Unidos ha hecho todo lo posible para aumentar la producción de proyectiles de 155 milímetros.
Aproximadamente, hemos duplicado nuestra capacidad y ahora podemos producir 360.000 por año, menos de una décima parte de lo que Ucrania dice que necesita. El objetivo de la administración [Biden] es llegar a 1,2 millones (el 30%) para fines de 2025. Esto costaría muy caro a los contribuyentes estadounidenses y, al mismo tiempo, arrojaría un resultado desagradablemente familiar: el fracaso en el extranjero».
El senador Vance señala las reciente declaraciones del principal general de las fuerzas estadounidenses en Europa, Christopher Cavoli, quien dijo el pasado miércoles 10 de abril ante el Congreso de EEUU que Ucrania sería superada en armas por 10 a uno por Rusia en cuestión de semanas si Washington no encuentra una manera de aprobar pronto el envío de más municiones y armas a Kiev.
Lo que no acaparó tantos titulares, añade el político republicano, es que la ventaja actual de Rusia es de al menos 5 a 1, incluso después de todo el dinero que EEUU ha invertido en el conflicto con el objetivo de debilitar a Moscú.
«Ninguna de estas proporciones conduce de manera plausible a la victoria ucraniana», pondera el legislador.
Más adelante, Vance, quien en los últimos meses se ha convertido en uno de los mayores críticos de la política belicista del gobierno demócrata, recuerda que los defensores de seguir enviando ayuda estadounidense a Kiev (incluso el propio Biden en su último discurso del Estado de la Nación) han argumentado que esta escalada ha sido una «bendición» para la economía de EEUU, al crear empleos en las fábricas del país que producen armas.
«Pero nuestros intereses de seguridad nacional pueden estar (y a menudo lo están) separados de nuestros intereses económicos. La idea de que deberíamos prolongar una guerra porque ha sido buena para las empresas estadounidenses es grotesca. Podemos y debemos reconstruir nuestra base industrial sin enviar sus productos a un conflicto extranjero», afirma el senador, quien es uno de los políticos que suenan más fuerte para acompañar a Donald Trump en la fórmula presidencial republicana en las elecciones de este año.
«La historia es la misma cuando miramos otras municiones. Tomemos como ejemplo el sistema de misiles Patriot, nuestra principal arma de defensa aérea. Es de tal importancia que el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania los ha exigido específicamente. Esto se debe a que sólo en marzo, Rusia supuestamente lanzó más de 3.000 bombas aéreas guiadas, 600 drones y 400 misiles contra Ucrania. Para defenderse de estos ataques, el presidente ucraniano,
Volodímir Zelenski, y otros han indicado que necesitan miles de interceptores Patriot por año. El problema es este: Estados Unidos sólo fabrica 550 por año. Si aprobamos el paquete de ayuda suplementario que actualmente se está considerando en el Congreso, podríamos potencialmente aumentar la producción anual a 650, pero eso sigue siendo menos de un tercio de lo que Ucrania necesita», explica.
Para seguir graficando las oscuras perspectivas de Kiev en el campo de batalla, Vance afirma que la situación de la mano de obra de Ucrania es aún peor que la concerniente a las armas.
«Rusia tiene casi cuatro veces la población de Ucrania. Ucrania necesita más de medio millón de nuevos reclutas, pero cientos de miles de hombres en edad de luchar ya han huido del país. El soldado ucraniano promedio tiene aproximadamente 43 años, y muchos soldados ya han servido dos años en el frente con pocas o ninguna oportunidad de dejar de luchar. Después de dos años de conflicto, en algunas aldeas casi no quedan hombres», señala Vance.
En ese sentido, el legislador critica la manipulación de los medios de su país al distorsionar la realidad que se vive en Ucrania, y que cualquiera que diga lo contrario es acusado de promover «propaganda rusa», aún cuando la situación sobre el terreno en Ucrania es «sombría».
Estas realidades matemáticas básicas eran ciertas, pero discutibles, al comienzo del conflicto, dice el senador, pero se hicieron obvias e incontestables hace un año, cuando el liderazgo estadounidense trabajó estrechamente con Zelenski para emprender lo que califica como una «desastrosa» contraofensiva.
«La Casa Blanca ha dicho una y otra vez que no puede negociar con el presidente Vladímir Putin de Rusia. Esto es absurdo. La administración Biden no tiene ningún plan viable para que los ucranianos ganen esta guerra. Cuanto antes los estadounidenses enfrenten esta verdad, antes podremos arreglar este desastre y negociar la paz», concluye.