El exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, acusó este 11 de abril, en una audiencia judicial, que agentes de la Policía Nacional de Ecuador le propinaron una paliza después de ser detenido dentro de las instalaciones de la embajada mexicana en Quito, la noche del 5 de abril pasado.
«Yo tirado en el piso, con una bota en el cuello y con las manos amarradas hacia atrás y así me tuvieron desde que me bajaron de flagrancia de la misma manera que, aunque ustedes no lo crean, como vaca, con los brazos colgados, me querían hacer más daño», dijo Glas en una audiencia en la que sus abogados pidieron que su detención fuera considerada ilegal y el exvicepresidente sea regresado a la sede diplomática de México.
Glas relató que nunca fue presentando ante un juez y que tuvo que firmar dos veces un documento sobre sus derechos después de la detención, la cual derivó en la ruptura de lazos diplomáticos entre México y Ecuador.
«La segunda vez fue cuando me sentaron después de tremenda paliza, después de que me inyectaron hasta tuvieron que llamar a una ambulancia, me inyectaron ketorolaco, creo que tramadol, alguna otra cosa para poder sentarme y poder firmar otra vez la hoja», afirmó el exvicepresidente.
Contó que los agentes, encapuchados y armados, lo arrojaron al piso, lo golpearon con puntapiés y «rodillazos», y que uno de ellos se identificó como miembro del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y le dislocó uno de sus pulgares. «Me esposaron y me colgaron con una clara intención de tortura», relató.
También contó que los uniformados sometieron por la fuerza al diplomático mexicano Roberto Canseco, quien intentó impedir la irrupción a la embajada y la detención del exvicepresidente.
Glas insistió que es inocente de los cargos que se le imputan, así como en las dos condenas que tiene por malversación de fondos.
Asimismo, solicitó que sea regresado a la embajada de México, ya que antes de su captura recibió asilo diplomático, y que se le otorgue salvoconducto, el cual le ha sido negado por el Gobierno de Daniel Noboa. Insistió que no se puede violar una embajada ni torturar a un asilado. «Parece reeditarse la operación Cóndor», dijo, al recordar que «las diferencias políticas se zanjan en las urnas», de acuerdo con reportes de la prensa local.
En la audiencia, la jueza Melissa Muñoz defendió la legalidad de la detención de Glas y ratificó que la privación de libertad «no es ilegal» ni arbitraria porque se originó de dos procesos penales que pesan contra el exfuncionario y rechazó el recurso de habeas corpus, según un reporte del diario El Universo.
Muñoz dijo que Glas no alcanzó las calificaciones necesarias para obtener la prelibertad. Por ello, en diciembre de 2023, se le negó el beneficio penitenciario. Como en ese momento Jorge Glas estaba en libertad, por orden de un juez, la magistrada dispuso su localización y captura para que cumpla los dos años que le faltan para completar la pena única de ocho años.