La Unión Europea teme que Estados Unidos domine en la industria de la inteligencia artificial

La Unión Europea trabaja a marchas forzadas en la creación de sus propios chatbots de inteligencia artificial para evitar que la tecnología estadounidense engulla sus economías, su cultura y hasta sus idiomas, de acuerdo con un artículo publicado por ‘Politico’.

Según el medio estadounidense, en el último año, 13 países europeos han anunciado o tomado medidas para desarrollar modelos locales basados en sus idiomas locales.

Lo anterior debido a que la última tecnología de inteligencia artificial, como el popular chatbot GPT, depende de «modelos de lenguaje de gran tamaño» o LLM, es decir, sistemas capaces de sostener conversaciones humanas.

«El idioma es el núcleo de estas innovaciones y la UE (una torre de Babel con 24 idiomas oficiales, desde el lituano hasta el maltés) quiere que la tecnología en auge encaje con su propio contenido cultural y peculiaridades», dice el artículo de Politico.

La mayoría de los proyectos existentes o en desarrollo en la UE, demás, son de código abierto, en un intento de compensar las brechas informáticas y de financiamiento frente a Estados Unidos, así como para sumar el apoyo de una vasta comunidad de desarrolladores voluntarios, precisa la nota.

Sin embargo, la velocidad de la industria estadounidense —que cuenta en sus filas con el fabricante de ChatGPT, OpenAI, Microsoft, Google con su modelo Gemini, así como Anthorpic, Meta y xAI de Elon Musk— está provocando ansiedad a los gobiernos europeos, que temen que se repita el dominio que las empresas del país norteamericano tuvieron en la era de las redes sociales y la Web 2.0.

Y es que la batalla por desarrollar LLM en idioma local, precisa Politico, se produce en momentos en que la industria cultural se enfrenta a una lucha casi existencial con las empresas de tecnología por contenidos culturales, como guiones de películas, archivos multimedia y hasta derechos de autor sobre las huellas de voz de los artistas musicales.

De acuerdo con el medio estadounidense, en los últimos meses, OpenAI ha estado trabajando para cerrar acuerdos con marcas de medios internacionales como Axel Springer, propietario de los medios en alemán Bild y Welt, así como del francés Le Monde. Esto, según el medio, le permitiría crear «un tesoro de contenido de capacitación de alta calidad en idiomas extranjeros».

Dicha maniobra, sostiene el rotativo, encendió las alarmas en París, por lo que el secretario de Economía francés, Bruno Le Maire, propuso crear un mercado único europeo con precios controlados para datos de entrenamiento y, así, evitar que los gigantes tecnológicos estadounidenses superen las ofertas de las empresas europeas de inteligencia artificial para acceder hasta al último fragmento de contenido valioso.

«Mark Twain no debería borrar a Stendhal (…) No queremos conformarnos solo con el inglés. De ahora en adelante, no queremos que nuestro idioma se vea debilitado por algoritmos y sistemas de inteligencia artificial», dijo el ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire durante un evento tecnológico que se realizó en febrero en Cannes.

Francia también encabeza la creación de Alt-EDIC, un consorcio de 12 países del bloque que se dedica a la colaboración para desarrollar LLM en idiomas europeos, añade la nota.

Mientras que para algunos países, como España, los modelos de lengua propia podrían contribuir a incrementar su influencia en partes del mundo cultural e históricamente conectadas. En ese sentido, Madrid está financiando la creación de un LLM capaz de hablar español basado en un corpus de contenidos en español de alta calidad para la formación en IA.

«Tener modelos en el idioma local también implica alentar a más personas en tu país a codificar y desarrollar más productos de IA. Fomenta todo un ecosistema tecnológico», dijo Carlos Romero Duplá, exdiplomático español que negoció la ley de IA de la UE y ahora es consultor de Vinces con sede en Bruselas.

Con todo, los LLM seguirán teniendo la necesidad de dominar el inglés, puesto que se trata del idioma de la mayoría los artículos científicos del mundo y de poco más de la mitad de las páginas de internet.

 

 

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