MOSCÚ — Rusia coopera con China, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Turquía para resolver la situación con los pagos por el petróleo ruso bajo la presión de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
La víspera, la agencia de noticias Reuters informó que Rusia enfrenta retrasos en los pagos del petróleo, ya que los bancos de China, EAU y Turquía sufren el endurecimiento de los controles sobre el cumplimiento de las sanciones estadounidenses.
«Dado que los países mencionados están bajo una presión sin precedentes por parte de las autoridades financieras de EEUU y de la UE.
Estamos trabajando de manera muy constructiva con nuestros socios, teniendo en cuenta los peligros de esta presión sin precedentes», destacó Peskov a los periodistas.
El vocero subrayó que la presión financiera de Bruselas y Washington «viola todas las reglas y normas del comercio internacional y de las relaciones económicas».
Según la base de datos Castellum.AI, se activaron más de 16.500 sanciones individuales y sectoriales contra Rusia desde el inicio de la operación militar especial. La UE también llama a imponer sanciones contra la industria nuclear rusa. Sin embargo, la propuesta no cuenta con el apoyo de países europeos que utilizan la energía nuclear.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que la política de contención frente a Rusia forma parte de la estrategia a largo plazo de Occidente, cuyas sanciones asestan un duro golpe a la economía mundial.
El Kremlin reitera la necesidad de esperar versiones razonadas del atentado en Moscú.
Ha pasado muy poco tiempo desde el atentado en la sala de conciertos rusa Crocus City Hall para que aparezcan versiones argumentativas de lo ocurrido, reiteró el portavoz.
«Aquí solo hay que partir del hecho de que ha pasado muy poco tiempo y necesitamos tiempo para que surjan versiones argumentativas», comentó Peskov.
El vocero recalcó que la investigación está en curso y, «a medida que haya información oficial», las autoridades la comunicarán.
El pasado 22 de marzo, un grupo de hombres armados dispararon contra una multitud reunida en la sala de conciertos Crocus City Hall, apenas unos minutos antes de comenzar un concierto de una banda de rock. El tiroteo fue seguido por un incendio, que, según el Ministerio de Emergencias, afectó un área de casi 13.000 metros cuadrados. Además de los muertos, el ataque terrorista provocó heridas a unas 180 personas. El ataque terrorista a la sala de conciertos es el más mortífero en Rusia en casi 20 años.
Hasta ahora fueron detenidos 11 implicados en el atentado, incluidos los cuatro atacantes que abrieron fuego contra la multitud en el Crocus City Hall. Según el Servicio Federal de Seguridad, después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, Ucrania negó de plano su implicación en el ataque.