MOSCÚ — El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, aboga por el desarrollo de la cooperación entre Occidente y Rusia en el campo nuclear, a pesar de la situación geopolítica.
«Nos complace ver que a pesar de las dificultades geopolíticas, todavía existe una amplia cooperación internacional profesional y científica en el campo de la energía nuclear», afirmó el primer ministro húngaro al intervenir en la cumbre de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Orban destacó que Rusia se convirtió en el mayor proveedor de uranio a EEUU en 2023, y ahora «una variedad de subcontratistas de EEUU, Alemania, Francia, Suecia, Suiza y incluso de Austria» trabajan junto con constructores rusos como parte del proyecto para expandir las centrales nucleares.
Según el político, es un tema de interés común que la energía nuclear no se convierta en «un rehén de los conflictos geopolíticos, la hipocresía y los debates ideológicos».
Hungría lleva utilizando la energía nuclear desde hace casi 50 años, y por ahora los cuatro reactores activos de la central nuclear de Paks generan la mitad de toda la electricidad del país y cobran un tercio de la demanda.
Situada en las inmediaciones de la ciudad húngara homónima, a unos 100 kilómetros al sur de Budapest, la central nuclear de Paks, es la única en Hungría y está operativa desde 1982.
La planta fue construida con asistencia de la Unión Soviética y produce la mitad de la electricidad que consume Hungría.
A finales de 2014, la corporación rusa Rosatom y Hungría firmaron un contrato evaluado en 12.500 millones de dólares para la construcción de la segunda fase de la central nuclear de Paks, que incluirá los reactores cinco y seis.
En agosto de 2022, Hungría concedió a Rosatom la licencia para construir ambas unidades. Se prevé que las obras empiecen a finales de 2024 — a inicios de 2025. Con la puesta en marcha de los dos nuevos reactores, la central nuclear duplicará su capacidad de generación de electricidad.